La #SociedadHorizontal no debe ser pasiva y esperar, sino proponer y colaborar para alcanzar el planteamiento que más le convenga a la población en general, no solo el que interese a unos cuantos.
✍🏽POR UNA #SOCIEDADHORIZONTAL | Armando Ríos Piter
Martin Wolf, editor jefe de Economía del Financial Times, publicó recientemente su libro titulado “La crisis del capitalismo democrático”. Las reflexiones del autor se orientan a revisar “el precario equilibrio donde se asienta el binomio capitalismo-democracia”, en cuyo matrimonio “surgen tensiones inevitables entre los supuestos igualitarios de la democracia y las tendencias desigualitarias del capitalismo”.
El citado análisis brinda datos sobre la forma en que a lo largo de los pasados 30 años, se incrementó la desigualdad en un amplio conjunto de economías desarrolladas, al mismo tiempo que el ingreso se concentró en los deciles más ricos. La crisis financiera que explotó en 2008, “erosionó la confianza de casi todo el mundo en la clase dirigente y, a través de la austeridad), golpeó duramente l a seguridad real (o percibida) de los grupos vulnerables, directa e indirectamente”. El “distanciamiento en cascada de los vínculos políticos históricos”, lastimó la legitimidad del Estado Liberal Democrático, toda vez que, como señala el autor, “la confianza es indispensable para un gobierno con éxito y sobre todo para un gobierno por consenso”.
La citada crisis se amplificó, al ocurrir de forma simultánea con la disrupción tecnológica global, que permitió el acceso de amplios sectores de la población a telefonía celular, internet y datos más accesibles, junto con redes sociales que masificaron la información, la intercomunicación e incluso nuevas formas de organización descentralizada que antes no existían. La participación de amplios segmentos de gente, antes ignorados, puso en apuros la vieja fórmula de “representación democrática”.
Frente a estos cambios, crece la pregunta: ¿Será posible renovar al capitalismo y a la democracia conjuntamente? O en su caso, ¿ha llegado el momento para dejar de lado la vieja concepción del capitalismo que predominó en el Estado Liberal Democrático para dar pauta a un nuevo capitalismo de Estado?
Para el investigador de MIT, Aron Acemoglu, “la verdadera dicotomía no se encuentra entre el capitalismo de Estado y los mercados sin restricciones, sino entre las instituciones económicas extractivas y las incluyentes. Las instituciones extractivas crean condiciones de competencia dispares, y también rentas y beneficios que se concentran de manera estrecha en aquellos con poder político y conexiones. Las instituciones inclusivas crean condiciones de competencia equitativas y otorgan incentivos y oportunidades a la gran mayoría de la población”. De esta forma, el dilema que hoy enfrenta la sociedad global es definirse en torno a regímenes autoritarios y sus respectivas instituciones políticas extractivas o regímenes democráticos y sus correspondientes instituciones políticas inclusivas.
Cabe recordar que para el también autor de “¿Porqué fracasan las Naciones?”, las instituciones económicas inclusivas, crean igualdad de oportunidades, fomentan la inversión en nuevas tecnologías y conducen más al crecimiento económico al respetar los derechos de propiedad. “Así mismo, respaldan y reciben el apoyo de las instituciones políticas inclusivas que reparten el poder político ampliamente de manera pluralista y son capaces de lograr cierto grado de centralización política para establecer la ley y el orden”.
Sirvan estas anotaciones para apuntalar una discusión de la mayor importancia. Wolf propone que la renovación del Capitalismo venga de aterrizar un “nuevo New Deal”, en el que se garantice: 1) Un nivel de vida creciente, ampliamente compartido y sostenible; 2) Buenos empleos para quienes puedan trabajar y estén dispuestos a hacerlo; 3) Igualdad de Oportunidades; 4) Seguridad para quienes la necesitan; 5) Fin de los privilegios especiales para unos pocos. Para complementar esta posición, con el relanzamiento de la Democracia habría que añadir: 1) Revitalizar la corresponsabilidad ciudadana; 2) Reivindicar la eficiencia y la eficacia gubernamental; 3) Dar seguimiento y verificar los actos públicos, para garantizar una verdadera rendición de cuentas.
En un país como México, que se encuentra en el centro geográfico de la discusión aquí descrita, por su frontera territorial con Estados Unidos (capitalismo liberal) y su frontera marítima con China (capitalismo de Estado), el concepto de “prosperidad compartida” que ha enarbolado la presidente electa Claudia Sheinbaum, cobra especial relevancia. ¿Qué modelo tiene en mente la futura mandataria, tanto para nuestra economía, como para nuestra democracia? Más aún, frente a los retos que genera el crimen organizado para la libertad de mercado, ¿qué es lo que realmente impulsará?
La #SociedadHorizontal no debe ser pasiva y esperar, sino proponer y colaborar para alcanzar el planteamiento que más le convenga a la población en general, no solo el que interese a unos cuantos.
riospiter2018@gmail.com