"El sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos."– Miguel de Cervantes.
✍? REALIDAD A SORBOS | Eric Ordóñez
Hace poco soñé que el Libramiento Norte de Tuxtla Gutiérrez era transitable. ¡Sí, por fin! La majestuosa obra del paso a desnivel “Torre Chiapas” estaba finalmente concluida. La ciudad resplandecía con un nuevo brillo. Los automovilistas circulaban con fluidez, las largas filas de tráfico eran cosa del pasado y los peatones admiraban la ingeniería impecable. Una obra entregada en tiempo y forma, superando las expectativas de todos los chiapanecos.
En ese mi sueño, la infraestructura del paso a desnivel contaba con más de 700 metros lineales, ocho ejes de apoyo y un claro mayor de 90 metros de longitud con una altura superior a los siete metros. Banquetas amplias, ciclovía, jardineras, alumbrado eficiente, semaforización peatonal y vehicular, mobiliario urbano moderno, bahías de ascenso y descenso del transporte público y señalética clara adornaban el paisaje urbano. Todo funcionaba a la perfección y la movilidad en la ciudad era más segura y rápida que nunca.
Durante mi visión nocturnina, la conectividad y movilidad urbana se habían mejorado significativamente. Las instituciones públicas y privadas cercanas al paso a desnivel se beneficiaban del flujo vehicular optimizado, lo cual también impulsaba las actividades económicas, comerciales y turísticas en la región. La promesa de un futuro mejor se había cumplido y la calidad de vida de los ciudadanos de Tuxtla Gutiérrez había alcanzado un nuevo nivel.
La realidad
¡Malditos sueños y sus trampas! Desperté y la realidad me golpeó con la fuerza de una bocina en hora pico. Ahí estaba yo, en medio del caos vehicular, rodeado de maquinaria pesada, montones de escombros, torres de vigas y personas trabajando. La obra, lejos de estar concluida, parecía haberse detenido en el tiempo. Los plazos de entrega prometidos quedaron como meras palabras al viento y la promesa de una infraestructura eficiente se desvaneció.
Los ciudadanos de Tuxtla Gutiérrez enfrentan diariamente el martirio de las demoras y la frustración de ver una obra inconclusa que en teoría debía haber mejorado nuestra calidad de vida. Según los reportes oficiales, el paso a desnivel ha avanzado, pero ¡sorpresa! aún no se cumplen los plazos establecidos. ¿Recuerdan esa promesa de enero de 2023? Sí, esa que aseguraba que la construcción estaría concluida a finales de ese año. Pues estamos en julio de 2024 y la obra sigue en proceso.
En cada visita de supervisión, las autoridades nos aseguran que la construcción avanza conforme a lo planeado y que los retrasos son mínimos y justificados. ¡Ja! Mencionan problemas como la reubicación de torres de alta tensión y las complicaciones inherentes a las obras subterráneas. Sin embargo, para los ciudadanos que enfrentan el tráfico y la falta de movilidad diaria, estas explicaciones suenan huecas y repetitivas. Nos venden las mismas excusas, pero la obra sigue igual de estancada.
Han dicho hasta el cansancio que esta obra es esencial para mejorar la movilidad y la seguridad vial en una de las zonas más transitadas de la capital chiapaneca. También han vendido la idea de que esta infraestructura traerá beneficios económicos, comerciales y turísticos a la región. Pero a medida que los plazos se extienden y los costos potencialmente se incrementan, la paciencia de los ciudadanos se agota.
La reflexión
Me pregunto si algún día despertaremos en una ciudad donde los proyectos se realicen con la diligencia y el compromiso que merecemos. ¿Será mucho pedir que las promesas se cumplan y que por una vez no nos dejen con la amarga sensación de haber sido engañados?
Seguimos soñando. Soñamos con un futuro donde las promesas se cumplan y donde la realidad no nos deje con la amarga sensación de un sueño roto. Porque al final del día, aunque los sueños pueden ser engañosos, nos permiten vislumbrar el mundo como debería ser, aunque solo sea por un instante.
En este contexto, es fundamental que las autoridades comprendan que, más allá de las cifras y los avances técnicos, está la vida diaria de miles de chiapanecos que dependen de estas infraestructuras. Es momento de convertir esos sueños en realidad tangible y de cumplir con las promesas hechas a una población que día tras día sigue esperando una solución real a sus problemas de movilidad.
¡Ánimo! Recuerda que la paciencia es una virtud angelical… claro, siempre y cuando tengas la eternidad para esperar.
