Las palabras “tecnología”, “automatización”, “ciencia” se repiten continuamente para hacer énfasis en las fórmulas que hoy prometen quienes aspiran a convertirse en la nueva potencia mundial.
POR UNA #SOCIEDADHORIZONTAL ¡QUE ACTÚE! | Armando Ríos Piter
Un video que circula en reyes sociales, comenta con gran elocuencia sobre “el nuevo modelo chino”, al cual describe como el “post capitalismo” que “habrá de cambiar la vida de 1,400 millones de chinos y de la población del mundo entero. Aunque el comunicado, parece más un instrumento de propaganda a favor del gigante asiático, que un elemento objetivo de información sobre la propuesta económica del país que dirige Xi Jinping, vale la pena analizar algunos aspectos que toca.
Las palabras “tecnología”, “automatización”, “ciencia” se repiten continuamente para hacer énfasis en las fórmulas que hoy prometen quienes aspiran a convertirse en la nueva potencia mundial. Entre otras ideas, subrayan que: “Serán los ingenieros y los científicos los que diseñarán y determinarán la forma de repartir ganancias en las empresas del sector privado, así como la eficiencia del sector público”…“Democratizarán las fuentes de producción, en lugar de distribuir el ingreso”…“La automatización y la inteligencia artificial será la que provoque una baja en los precios, no la mano de obra barata”…“Democracia es promover la participación constante en las decisiones públicas con transparencia y blockchain”.
¿Podrán estos elementos convertirse en una mejor opción para proveer de bienes y servicios -no solo públicos, sino también privados- a la sociedad? ¿Cómo será la “participación constante” de trabajadores y empresarios? ¿La democratización de las decisiones será para definir o solo para dar seguimiento a lo que ahora resolverán los científicos? ¿Se tratará de una actualización de la planificación centralizada, con modernidad tecnológica, pero sin una verdadera libertad para la toma de decisiones?
Es probable que tecnologías como “blockchain” resuelvan algunas cosas en cuanto a la verificación y la participación masiva de la sociedad, pero persisten dudas en lo básico. ¿Dónde quedaría la libertad en lo político y social? ¿Qué pasará con aquellos que piensen diferente a lo que piensan quienes dirigen al partido de Estado? ¿Será una nueva aristocracia o dictadura basada en la tecnología y la ciencia? ¿Qué tanto se escuchará realmente la voz de la población, por encima de científicos y tecnólogos?
ES CLARO QUE EL MODELO CHINO BUSCA PROMOVER SU PROPUESTA CON ESE TIPO DE “INFLUENCERS”. LA COMPETENCIA GEOPOLÍTICA CONTINUA.
En el otro lado de la cancha, Daron Acemoglu publicó recientemente un texto en el que puntualiza que “la democracia está en crisis en todo el mundo industrializado porque su desempeño no ha cumplido con lo prometido. Los partidos de extrema derecha y los extremistas se están beneficiando del hecho de que el centro-izquierda y el centro-derecha ahora están asociados con el estancamiento salarial, el aumento de la desigualdad y otras tendencias desfavorables”. El también investigador de MIT subraya con toda contundencia que “si la democracia no favorece a los trabajadores, morirá”. El capitalismo liberal está obligado a resolver esta grave carencia.
En el caso mexicano, organizaciones empresariales como la COPARMEX, impulsan una mayor “Responsabilidad Social Empresarial”, para “reducir el impacto negativo de la producción, distribución y mantenimiento de la organización en la comunidad en la que opera”. Desafortunadamente, el tipo de acciones que promueven es difuso, pues abarcan desde la buena cultura organizacional y el impacto ambiental, hasta programas sociales para personas vulnerables; se carece de un enfoque realmente estratégico que involucre la profundidad, el bienestar y la mejora personal de los trabajadores dentro de las propias empresas.
La empresa privada tiene la oportunidad de convertirse en el instrumento de generación de riqueza, que permita, que la competitividad y la prosperidad que éstas generan, se compartan de manera equitativa entre trabajadores y empleadores. Adicionalmente, pueden enfocarse en que la “voz y la expresión” de ambos actores, tenga igual valía en el contexto productivo y social.
Por esta razón, vale la pena revisar opciones innovadoras, que verdaderamente modifiquen el “status quo” imperante. Deben analizarse propuestas innovadoras como el “Minimum Income Standard” piloteado recientemente en Gran Bretaña. Para el caso de México, el Centro de Estudios Espinoza Iglesias (CEEY) ha planteado que debería plantearse garantizar que una familia cuente mínimamente con 26,000 pesos mensuales, lo que le permitiría alcanzar una vida digna con ropa, cocina, casa, estudios, pero sobre todo, bienestar integral.
La competencia global avanza. Es imprescindible modernizar al capitalismo liberal, ¿será posible aprovechar el momento político y social que vive el país para hacer propuestas disruptivas? De cara a la renegociación del T-MEC, la #SociedadHorizontal debería evaluar esta posibilidad.
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