Al respecto hay que señalar que, desde el año 2004, el proceso en ese país esta automatizado y se utilizan máquinas similares a una computadora personal, dando inicio de forma similar a cualquier otro sistema.
✍?BALANZA LEGAL | Rodolfo L. Chanona
El pasado domingo, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela ha declarado ganador de los comicios de la elección presidencial a Nicolás Maduro, quién según datos de este órgano electoral chavista, obtuvo el 51.20% de los votos, contra su principal rival, el exdiplomático Edmundo González Urrutia, el cual, obtuvo el 44.2% de los votos, y que, de acuerdo a estos datos oficiales difundidos, Maduro obtuvo 5.150.092 votos y González Urrutia 4.445.978 sufragios, con una participación ciudadana del 59% del electorado.
Sin embargo, la líder opositora venezolana María Corina Machado y el candidato presidencial Edmundo González Urrutia, no reconocen la victoria de Maduro, toda vez que, según declaraciones de Corina Machado, estos cuentan con el 100% de las actas del CNE, y en estas, Edmundo González obtuvo el 70% de los votos y Nicolás Maduro el 30%.
Generándose nuevamente un conflicto post-electoral, no obstante que habían firmado todos los candidatos reconocer el triunfo del ganador; aunque era de esperarse que esto sucediera de nueva cuenta en Venezuela, ante la extención del proyecto político heredado por el fallecido mandatario Hugo Chávez a más de 25 años, obteniéndose la reelección por tercera ocasión de Nicolás Maduro, el cual, tras la muerte de Hugo Chávez en marzo del año 2013, como Vicepresidente lo sucedió interinamente por mandato de ley, y ya en ejercicio, se postuló y ganó, reeligiéndose en el 2018 por el periodo 2019-2024 y ahora se reelige en esta ocasión por el periodo del 2025 al 2031.
¿CÓMO VOTA LA CIUDADANÍA EN VENEZUELA?
Al respecto hay que señalar que, desde el año 2004, el proceso en ese país esta automatizado y se utilizan máquinas similares a una computadora personal, dando inicio de forma similar a cualquier otro sistema. Cuando alguien acude a votar, primero pasa a presentar su documentación, para que se verifiquen sus datos y se corrobore la mesa en la que vota. Una vez hecho esto, acudirá a la mesa correspondiente que tendrá una máquina de voto. En una pantalla, aparecen todos los candidatos disponibles y se pulsa sobre el elegido.
Por cada voto, la máquina emite una papeleta, es decir, un papel donde el elector puede comparar que su voto, es el mismo que la máquina registra y que ambos coinciden. A su vez, esa papeleta se deposita en una urna, por lo que, cada máquina registra los votos que se envían a los centros de totalización en Caracas, y a cada máquina, le corresponde una urna donde se recogen estos mismos votos en papel.
Al final de la jornada electoral, cada máquina imprime un acta de escrutinio con todos los votos que ha registrado. También hay auditorías en al menos el 50% de los centros electorales, donde se comprueba que, las papeletas depositadas en las urnas coinciden con lo que la máquina emitió electrónicamente; por esa razón el acceso a las actas para corroborar la información es la clave.
Y precisamente el conflicto post-electoral esta centrado en las denucias de la oposición de irregularidades en la transmisión de las papeletas, opacidad en la publicación y entrega de las actas; y por parte del oficialismo, señalan que existió un ataque informático, para alterar el resultado de la elección; razón por la que, el CNE justifica haber publicado los resultados de la votación más tarde de lo debido.
¡A QUIÉN CREERLE!
A los chavistas que han sido denunciados constantemente de abusos y transgresiones a los derechos humanos de los venezolanos o a una oposición que abandera la democracia participativa y el respeto a las instituciones.
Hoy en día, responder se torna difícil, sin embargo, lo cierto es que, las democracias latinoamericanas están atravesando por una crisis política-social, ante instituciones ineficientes, el bajo crecimiento económico que han logrado, los desequilibrios sociales, que han traído como consecuencia que, los regímenes o liderazgos autoritarios, cada vez más ganen terreno en latinoamérica y en todo el mundo, dejándose aún lado, la división de poderes y la autonomía de las instituciones que generaban medios de control del gobierno, pulverizando todo tipo de oposición y libertad de expresión.
Centrándose la confianza de la sociedad en caudillismos y liderazgos personalistas que, traen como premisa demoler las estructuras institucionales, limitando la capacidad y el control de los otros contrapoderes.
Esperemos que estas nuevas etapas que están viviendo las democracias latinoamericanas, tengan un sentido positivo y mayor progreso para sus sociedades y no se trate de volver al pasado colonial, en donde un solo hombre tomaba las decisiones, que si eran erróneas, no había nadie que le pudiera decir lo contrario.