El historiador busca veracidad, objetividad, datos duros en teoría, no inventar, escribe sobre aquello que puede verificar, señaló el dramaturgo y escritor Héctor Cortés.
✍?Eugenio Hernández Sasso
El historiador busca en cierta medida veracidad, objetividad, datos duros en teoría, no inventar, escribe sobre aquello que puede verificar, señaló el dramaturgo y escritor Héctor Cortés Mandujano, en el programa Historia e identidad que conduce Marco Antonio Besares en la plataforma digital del diario Ultimátum.
Un historiador profesional, dijo, va a tener necesariamente una serie de referentes y propone que un personaje histórico que hizo tal cosa se asienta en un documento hallado o en función de que pueda demostrarlo.
Para un escritor eso no tiene ninguna importancia. Es decir, para un novelista para un literato en general, “que los hombres vuelen es algo normal”, expresó.
Sin embargo, la novela no respeta los cánones de la realidad y la historia tiene que hacerlo; entonces, para hacer una novela histórica el escritor se debe basar en hechos verificables e inventando, aseguró Cortés Mandujano.
Dijo que intenta leer 200 páginas diarias y ver una película, escribe todos los días y sueña mucho. Por ello mucho de lo que asienta en sus textos proviene de sus ficciones.
Al referirse a su libro Mapaches: campos de maíz, campos de guerra, señaló que no invento nada, pues todo está referenciado en una investigación, “la única diferencia que yo podría tener en ese sentido es que no tengo mente de historiador, tengo mente de novelista”.
Mencionó también El Ateneo como un libro que escribió y lo trabajó como si fuera una novela policíaca.
“No inventé nada, todo lo que escribo ahí está referenciado a libros concretos, pero lo que hice fue utilizar la técnica de la novela policiaca y, de tal modo, que algunos lectores se dieron cuenta. Me decían, oye, esto es una película, parece una película, porque tiene tensión dramática y los hechos en el caso del descubrimiento de Bonampak y son casi una novela ahora un historiador ni siquiera pensaría en entrar al canon de la novela porque no la conoce tal vez”.
Yo fui a la primaria caballo toda la primera bueno pero lo que te quiero decir es Miguel es bona que seguramente conoces un historiador doctor en historia he escrito un montón de libros y Miguel una de las cosas que me que me llamó mucho la atención de él a quien conozco desde hace mucho los dos éramos muy jovencitos y y nos ha ido este en un contrato y separando la vida Este pero él tiene una una idea que desde que la vi me pareció muy inteligente y que la repito siempre cuando tú intentas digamos explicar el pasado a partir de las instancias presentes siempre te equivocas
Comento sobre algunos otros textos como Certse, Vanterros y Aún corre sangre por las avenidas; en esta última una de las cosas que le preocupaban, indicó, es el momento en que al personaje se le aparece a alguien que él cree que es el diablo, pero también se le aparece un ángel.
“Entonces decía, bueno, son dos elementos fantásticos que van a aparecer en una novela realista y yo decía a ver si no lo echan a perder, pero como a mí me interesa mucho explorar nuevas ideas no me interesa escribir novelas que ya se hayan escrito, rechazo absolutamente cualquier cosa en mi escritura que se pueda parecer a algo que yo conozco”.
Puso como ejemplo también Piedras polvo: la película, “que es una de mis novelas que también ha tenido líos porque hay gente que piensa que es una película. Es una novela que empieza en un cine y el cine se convierte en una nave interplanetaria, de la tierra va hacia el espacio”.
Señaló que esto sirvió para que en una universidad una muchacha, al leerla la novela le escribió un texto hermoso diciéndole que la novela la había enseñado que en la vida para ser feliz o desgraciado hay que tomar decisiones.
