Habría que ver hasta dónde el futuro alcalde Yamil Melgar Bravo va a poner orden a la corrupción en el Ayuntamiento.
✍?Amet Samayoa Arce
Con la complicidad de la actual diputada federal Rosy Urbina y la alcaldesa sustituta de Tapachula, Gladiola Soto, el director de Comunicación Social del ayuntamiento de este municipio, José Bernardino Vega Rojas, ha sentado impunidad ante las acusaciones reiteradas y públicas de enriquecimiento ilícito, toda vez que en poco tiempo de trabajar en la administración pública ya se siente de la oligarquía tapachulteca. Nada de esto sucedería si esta tercia de políticos “huacaleros” no contara con la sospechosa protección de Wenceslao Francisco Calderón Maza, titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), quien se ha hecho de la vista gorda y no ha observado con sanciones esa administración municipal. Ante los hechos de corrupción, finge ceguera. Esta dependencia, se supone, está para proteger el dinero del pueblo. Está para combatir la carcoma rapaz del recurso público, no para fomentarla, pero tal parece que tanto el anterior auditor, José Uriel Estrada Martínez, como el actual, están dejando mucho que desear en materia de complicidad al no actuar con resultados que convenzan a la sociedad.
DE MEDIO PELO A NUEVO RICO
Desde hace tres meses empezaron a circular denuncias públicas en contra de José Bernardino Vega Rojas, quien presuntamente ha obtenido millonarios recursos que le han permitido adquirir vehículos nuevos, casas y terrenos en diversas zonas de Tapachula. “¿Con qué ojos, divino tuerto?” Dice el refrán, si este funcionario de medio pelo llegó al ayuntamiento sin nada y se pavonea como nuevo rico. Las acusaciones que pesan en su contra van desde la solicitud de investigación por enriquecimiento inexplicable, pues al parecer existe la presunción de que ha firmado la autorización de pagos por varios miles de pesos a medios de comunicación fantasmas.
Es decir, en el ayuntamiento de Tapachula se han inventado este tipo de empresas para saquear el presupuesto y, como es de sospecharse, el tal Bernardino Rojas no podría llevar a cabo sus fechorías si no tuviera el respaldo de la alcaldesa Gladiola Soto. Asimismo, la presidenta municipal no podría hacer este tipo de negocios si no estuviera coludida con ella su antecesora Rosy Urbina, quien la dejó en el cargo, aunque existen versiones de que le ha jugado la vuelta. Pero si nos vamos a fondo, ninguno de ellos tendría la oportunidad de pagar ninguna factura a ese tipo de empresas fantasma, sin el contubernio de la Auditoría Superior del Estado, la cual ya debería haber actuado, cuando menos para salvar su honra. Si no lo hace es porque todos están salpicados de la misma podredumbre y porque el pudor se encuentra excluido de la conciencia de Calderón Maza. Estos “negocios” relacionados con los medios de información reportan domicilios fiscales en Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Comitán y Ciudad Hidalgo, entre otras localidades, pero la verdad es que no aparecen por ninguna parte. Lo que sí es evidente es la riqueza inexplicable que Vega Rojas exhibe con la adquisición de bienes y no se descarta que sus cuentas bancarias también se hayan engrosado en los últimos tres años. La única esperanza de los tapachultecos es que, en la próxima administración gubernamental de Eduardo Ramírez Aguilar, pongan a un auditor honesto, que deteste la corrupción, investigue y aplique la justicia a quienes después del 1 de octubre volverán a ser ciudadanos más corrientes que comunes y paguen por los recursos desviados que bien pudieron aplicarse en obras de beneficio social en los últimos meses del gobierno municipal.
DE TAROT Y ADIVINANZA
Habría que ver hasta dónde el futuro alcalde Yamil Melgar Bravo va a poner orden a la corrupción en el Ayuntamiento, aunque se duda mucho a partir de que como diputado presidente de la Jucopo se dice que también hizo de las suyas… Servidos.
tarot722@hotmail.com
