Es un software de lenguaje, no de conciencia; no está marcada por el pulso de la respiración, ni el ritmo de lo sensible, ni el aliento vital o el estado anímico que implica la voz lírica, señaló.
✍?Eugenio Hernández Sasso
La inteligencia artificial (IA) es una perspectiva que facilita ciertas herramientas de lenguaje, pero que no sustituye la construcción de la poesía, afirmó el escritor Gustavo Ruiz Pascasio, durante el programa Historia e Identidad que conduce Marco Antonio Besares desde las plataformas digitales del diario Ultimátum.
Admitió que la IA es un software de lenguaje, pero no de conciencia “y al ser un software de lenguaje responde a una condición de diseño tecnológico que implica, de una u otra manera, la mano humana; implica, en ese sentido, la mente y la programación humana, pero no implica un factor de conciencia”.
Manifestó que el discurso, el escrito, el párrafo de la inteligencia artificial finalmente va a responder a una base de datos que tiene una capacidad finita que no está marcada ni por el pulso de la respiración, ni el ritmo de lo sensible, ni por el aliento vital, el estado anímico que implica de una otra manera la voz lírica.
Aseguró también que hay una generación que está en la conformación del sistema poético, pues existe una gran difusión por las características del mundo digital que favorece un ímpetu cada vez más extensivo del conocimiento de una obra o el desarrollo de ciertos poetas.
Sin embargo, consideró que hay que ver qué ocurre con esta generosa producción de poetas que presenta la actualidad.
Sostuvo que el poeta ha sufrido una serie de transformaciones a lo largo de las civilizaciones humanas, dentro de las distintas sociedades.
Consideró que el poeta fue expulsado del carácter un tanto mítico religioso y se convirtió en un sujeto transgresor en todos los sentidos, revolucionario en su perspectiva misma frente al lenguaje, pero también ocurrió el gran riesgo que Octavio Paz en algún momento señaló, al decir que en toda la revolución los primeros en abrazar las causas de la masa o del pueblo son los poetas, los artistas en general.
Sin embargo, recalcó que una vez que se da el triunfo de la revolución los primeros en ser expulsados de esa sociedad son los poetas.
Comentó acerca de la literatura y la poesía escrita en Chiapas, en términos de la construcción de un valor de identidad a partir de la naturaleza física de la tierra, de la geografía, de la consonancia anímica.
Se refirió también a Enoch Cansino Casahonda y su poema cósmico, idílico, dentro de una perspectiva estelar en el universo como es El Canto a Chiapas o el paso de lo cotidiano por la agencia de lo político que es desafortunadamente menos conocido por los reflectores impresionantes de su obra poética.
“Es quizá ahí esa constancia en donde no solo está la celebración de lo cotidiano, sino que está también la certidumbre de lo avasallante de la tristeza, de la angustia, que también pasa por este proceso de la pertenencia y, finalmente, yo diría que ese gran ciclo fundacional se cierra también con otro poeta que establece la relación de la naturaleza como un ministerio de lo sagrado y como un misterio de la profundidad íntima de la constancia del aquí y ahora, pero siempre bajo la perspectiva de un soplo más allá. Me refiero a la obra de Fray Bartolomé”, añadió.
Independientemente de si se escribe en una lengua originaria mesoamericana o la raíz prehispánica correspondiente, consideró también que “quienes escribimos en nuestra lengua materna que es el castellano tenemos claro que estamos desarrollando, ante todo, un sistema poético y hay un compromiso de lenguaje en la traslación de esa realidad del mundo. La riqueza que hay en la perspectiva de las lenguas originarias hay que verla, no en la inmediatez del aquí y ahora, hay que verla como producción dentro de 25 o 30 años”.
Señaló que sus obras, como han sido editadas por distintas casas editoriales ya se encuentran agotadas, pero el cuaderno de Innsbruck, de poesía, todavía está en existencia en la librería educal que distribuye los textos de Coneculta.
Asimismo, comentó que en la UNICAH existen todavía libros de ensayo como Los fantasmas de la carne, Los andenes de la voz, la Plástica en Chiapas y El tránsito del color y la explosión de la forma.
Reveló que está en vías de preparar una versión de la investigación que realizó acerca de la poesía de Juan Bañuelos.
