Discurso del poeta Hernán León Velasco, con motivo del reconocimiento otorgado por el Ayuntamiento Constitucional de Tuxtla Gutiérrez.
✍?CULTURA | Hernán León Velasco
El pasado 27 de septiembre del año en curso, en el Patio Cívico del Palacio Municipal, el médico, poeta, humanista y filántropo Hernán León Velasco recibió un reconocimiento especial que el Gobierno Municipal y la sociedad entregaron a través del maestro Alfredo Palacios Espinosa, Director General del Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura. La ceremonia de entregas congregó a más de 150 invitados, entre ellos, los maestros Óscar Oliva, Javier Espinosa Mandujano, Sonia Quiñones, Petrona de la Cruz, Federico Álvarez del Toro, Jacinto Robles, Cleotilde Pastrana, Irma Pérez Luna, Margarita Aguilar, amigos del poeta y público en general. El poeta pronunció:
“Hoy, 27 de septiembre, me encuentro aquí para recibir un reconocimiento que, aunque lleva mi nombre, no me pertenece del todo. Lo acepto con la humildad de saber que este honor no es sólo mío, sino de todos aquellos escritores, poetas y soñadores que, en silencio, han dejado sus huellas invisibles en la tierra de Chiapas. Este reconocimiento es el pan que debemos repartir, entre todos los que, con sus palabras no escuchadas, han intentado iluminar el camino de esta humanidad que tantas veces ha estado perdida.
Pablo Neruda dijo: “He aquí que hemos llegado con todas nuestras pérdidas y nuestras victorias a este día”. Así llegamos hoy, con el peso de nuestra historia, con la carga de los que nos precedieron, también de aquellos cuyas voces nunca alcanzaron el eco, pero que siguen vivos en el viento, en la selva, en los ríos de Chiapas. Hoy, en este acto, no celebro mi obra, sino la de todos aquellos que, desde las sombras, han tejido las palabras que nos sostienen, que nos dan forma y nos recuerdan que somos parte de algo más grande, más profundo más eterno.
Este reconocimiento es también de aquellos que nunca tuvieron la oportunidad de ser escuchados, de aquellos cuya lucha por el cambio se ahogó en el olvido, de los que escribieron para tratar de cambiar el mundo y vieron sus palabras silenciadas por la indiferencia. Ellos son los verdaderos protagonistas de esta historia, los que, en su entrega… nos dieron las raíces que nos sostienen. Porque en Chiapas, cada palabra es una semilla que germina en la tierra, y cada verso es un grito que clama por justicia, por dignidad y por esperanza.
Octavio Paz nos enseñó que “la palabra es un puente entre nosotros y el mundo”, y hoy ese puente se extiende más allá de este reconocimiento. En cada palabra que pronuncio, siento la grandeza de todos los que, con su amor por las letras, han construido este camino. Porque la cultura no es una obra de uno solo, es un río que fluye con la fuerza de todos los que han dejado su marca en él. Y en ese río, navegamos juntos, buscando la verdad, enfrentando la oscuridad con la luz que solo el arte y la palabra pueden ofrecer.
Gabriel García Márquez habló de las soledades que nos unen, de los silencios que nos acompañan. Hoy, en este Patio Cívico, nos encontramos para recordar que no estamos solos. Somos una comunidad, un pueblo que, a través de la lucha, de la creación, y del amor por nuestra tierra, se eleva más allá de sus propias limitaciones. En cada uno de nosotros vive el espíritu de aquellos que lucharon antes, que plantaron las semillas del cambio, que soñaron con un mundo más justo, más humano.
Y, como Borges, sabemos que la verdadera lucha no es sólo la del hombre contra el tiempo, sino la del hombre contra el olvido. Hoy, al recibir este reconocimiento, lo hago con la conciencia de que somos la voz de los que nunca fueron escuchados, la continuación de un legado que nos precede y que nos sobrevivirá. No somos individuos aislados, somos parte de una historia colectiva que sigue escribiéndose con cada acto, con cada palabra, con cada sueño que no se deja morir.
Este reconocimiento, queridos amigos, es de todos ustedes. De los que creen que la cultura no es un lujo, sino una necesidad. De los que saben que, en cada gesto, en cada poema, en cada acto de resistencia, estamos construyendo un futuro que honra nuestro pasado. Hoy, les entrego este honor a ustedes, los que, con sus manos, sus voces, sus corazones, han hecho posible que estemos aquí. Porque este reconocimiento no es una meta, es un nuevo comienzo.
Es un llamado a seguir luchando, a no rendirnos, a recordar que la cultura es el alma de un pueblo. Y en Chiapas, esa alma está viva, está despierta, y seguirá soñando hasta que cada voz sea escuchada, hasta que cada historia sea contada, hasta que el último de nuestros sueños se haga realidad.
Con el corazón en la mano y las palabras que nos unen, les entrego este reconocimiento, porque es suyo, porque es nuestro, porque en cada uno de ustedes habita la fuerza que nos hará seguir adelante. Juntos, somos más grandes que nuestras limitaciones, más fuertes que nuestras dudas, más profundos que nuestros miedos. Juntos, construimos el futuro de Chiapas, de México y del mundo.
Gracias, de todo corazón, por ser parte de este viaje.
Doctor Hernán León Velasco.