Hoy, las alianzas que antes rechazaba son las que ahora abraza con entusiasmo.
✍🏽REALIDAD A SORBOS | Eric Ordóñez
La historia política de Guillermo Rafael Santiago Rodríguez está llena de contradicciones. Lo que alguna vez fue presentado como un acto de justicia y transparencia ahora parece un desfile de conveniencias personales. En Chiapas, no olvidamos, y menos a quienes nos prometieron cambios y solo entregaron simulaciones.
EL ENGAÑO DE “LA GRAN ROBADERA”
En 2017, Guillermo Santiago emprendió su famosa gira “La Gran Robadera”, asegurando que evidenciaría la corrupción en sectores clave como educación, salud e infraestructura durante el gobierno de Manuel Velasco Coello. Prometió tener pruebas contundentes, testimonios y documentos que respaldaban sus señalamientos. Sin embargo, al final no pasó nada. Las denuncias públicas quedaron en el aire y la gira, más que un acto de justicia, se convirtió en una plataforma de autopromoción.
Para quienes confiaron en él, su falta de resultados fue un duro golpe. Decenas de empleados, amas de casa y ciudadanos le compartieron información sensible con la esperanza de ver justicia. Hoy, esa confianza se siente traicionada, pues no se avanzó en los casos ni se obtuvo justicia para las comunidades afectadas. “La Gran Robadera” terminó siendo, irónicamente, una gran simulación.
EL PASO SIN GLORIA POR EL IMJUVE
Después de su etapa como diputado federal electo por tómbola, Guillermo Santiago asumió la dirección del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE). En esta carga, su impacto fue prácticamente nulo. Los chiapanecos talentosos -especialmente los deportistas- tuvieron que buscar apoyo en otras instancias fuera del estado, ya que su gestión no brindó resultados concretos ni dejó un legado significativo.
Mientras otros estados avanzaban en políticas públicas para la juventud, Chiapas quedó al margen. Su gestión en el IMJUVE, en lugar de consolidar una plataforma para el desarrollo de los jóvenes, se percibió como un período de inercia y oportunidades perdidas.
DEL RECHAZO AL ABRAZO OPORTUNISTA
En sus inicios, Guillermo Santiago se mostró como un crítico intransigente de figuras influyentes dentro de Morena. Señaló a ciertos liderazgos de ser responsables del desgaste del partido y de prácticas poco transparentes. Sin embargo, su discurso de justicia pronto cambió cuando las circunstancias políticas lo favorecieron.
Hoy, las alianzas que antes rechazaba son las que ahora abraza con entusiasmo. En lugar de mantener sus principios, Guillermo ha demostrado que su prioridad es acomodarse políticamente, incluso si eso significa contradecir sus propios ideales. Este cambio evidencia un patrón preocupante en su trayectoria: las lealtades se desdibujan cuando lo exige su conveniencia personal.
EL TRUCO DEL NOMBRE PATERNO
En su reciente campaña para ser diputado federal por Tuxtla Gutiérrez, Guillermo Santiago optó por una estrategia cuestionable: promocionarse utilizando el nombre de su padre. Bardas y espectaculares en toda la ciudad presentaban el nombre “Guillermo Santiago”, buscando capitalizar la figura paterna como un anzuelo electoral.
Este movimiento, además de ser oportunista, refleja una falta de creatividad y una desconexión con los jóvenes solicitados a quienes asegura representar. La política requiere autenticidad y compromiso, no trucos de mercadotecnia que apelan a la nostalgia familiar.
¿EL NUEVO ROSTRO DEL RECICLAJE POLÍTICO?
En medio de este panorama, Guillermo Rafael Santiago Rodríguez busca consolidarse nuevamente en la política chiapaneca. Recientemente, publicado en sus redes sociales: “Bienvenido a Chiapas, Secretario de Organización Andrés Manuel López Beltrán 🇲🇽. Cuenta con un servidor para continuar trabajando por el Segundo Piso de la Cuarta Transformación. ¡Memociona Morena!”
Este mensaje, cargado de entusiasmo y lealtad al nuevo liderazgo de Morena, contrasta radicalmente con el discurso crítico que alguna vez lo caracterizó. Ahora, lejos de cuestionar las decisiones internas, parece estar enfocado en fortalecer alianzas estratégicas que le permitan mantenerse vigentes en la escena política.
El problema no radica en generar alianzas, sino en el vacío que deja su trayectoria. ¿Qué ha aportado realmente a Chiapas? Los chiapanecos necesitan acciones, no discursos vacíos ni lealtades oportunistas que se ajusten al viento político.
LAS CONTRADICCIONES DE UNA FIGURA PÚBLICA
Santiago Rodríguez no solo han sido cuestionadas por su falta de resultados, sino también por las contradicciones en su discurso. Una de las más polémicas fue su fotografía junto a figuras que él mismo había señalado durante su famosa gira “La Gran Robadera”. Este tipo de actos no solo evidencian una doble moral, sino que también refleja el pragmatismo político que lo ha caracterizado.
Los chiapanecos no olvidan. La confianza se construye con coherencia y se destruye con actos como estos. En lugar de inspirar a las nuevas generaciones, Santiago ha demostrado que la política, para él, es más un medio de promoción personal que un vehículo para el cambio.
Chiapas merece líderes comprometidos, no políticos reciclados que prometen transformación mientras perpetúan las mismas prácticas que critican. Guillermo Rafael Santiago Rodríguez, quien alguna vez representó esperanza para algunos, ahora es un ejemplo más de cómo las ambiciones personales pueden superar los principios.
La política debe ser el espacio donde se cumplan las promesas y se demuestre compromiso con la gente. Los chiapanecos ya no están dispuestos a ser engañados por discursos vacíos ni a tolerar figuras que traicionan los ideales por los que alguna vez dijeron luchar. ¿Dónde está el verdadero cambio? Solo el tiempo lo dirá, pero Chiapas merece mucho más.
Cordial saludo.