Es evidente que se avecina un momento extraordinariamente complejo en la relación binacional.
✍🏽POR UNA #SOCIEDADHORIZONTAL, POR UNA #NUEVAREPÚBLICA | Armando Ríos Piter
En un drástico cambio respecto a la actitud que mantuvo a lo largo de toda la administración del presidente López Obrador, la semana pasada, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, criticó duramente las decisiones tomadas durante el sexenio anterior en materia de seguridad. Fue enfático al afirmar que la estrategia de “abrazos no balazos” no funcionó y reveló que AMLO “no aceptó la ayuda del país vecino para recibir una cifra de hasta 32 millones de dólares”.
También mencionó que la política de austeridad republicana no beneficiaba a la seguridad del país y afirmó: “Cuando se habla de la austeridad republicana, en el tema de la seguridad, es la misma cosa que decirlo en inglés: No le pongan el esfuerzo en apoyar a las policías ¿entonces qué pasa? Que la policía se va a la corrupción porque no les dan suficiente para poder vivir”. Cerró con una crítica contundente al manejo de datos y cifras que, contradicen lo que ocurre día tras día en el país: “la realidad es que el pueblo de México (…) no vive en seguridad y eso se tiene que ver muy claramente”.
Las declaraciones calaron hondo.
El cambio de actitud se entiende por el triunfo de Donald Trump y el endurecimiento del discurso en contra de las organizaciones criminales mexicanas, que tendrá la nueva administración estadounidense. El mandatario electo ha dicho: “Los cárteles de la droga están haciendo la guerra a Estados Unidos, y ahora es el momento de que Estados Unidos haga la guerra a los cárteles”. Los nombramientos de su gabinete, algunos de los cuales ya ha adelantado, van en esa dirección
Thomas Homan, el posible “zar de fronteras”, ha comentado que “se compromete a desplegar “todo el poder de las Operaciones Especiales de Estados Unidos para acabar con ellos”. Por otro lado, el designado secretario de Defensa, Pete Hegseth, dijo que, “podrían ser necesarios ataques de precisión militares contra los cárteles para disuadirlos de operar al aire libre con impunidad”. Mike Waltz, de quien se dice será asesor en materia de Seguridad Nacional, participó en la iniciativa llevada al Congreso en la que “solicitaban autorización para que las fuerzas armadas entraran a territorio mexicano para combatir al crimen organizado”. Por último, Marco Rubio, quien se perfila para ser el próximo secretario de Estado ha sido mucho más duro, pues ha acusado a AMLO de entregar secciones de México al crimen organizado”.
Es evidente que se avecina un momento extraordinariamente complejo en la relación binacional. Desafortunadamente, el contexto mexicano en el que se presentan estos posicionamientos es desolador en materia de inseguridad y violencia.
Tras la toma de protesta de Claudia Shainbaum, en al menos siete entidades -Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Querétaro, Sinaloa, Sonora- se han registrado asesinatos, masacres y enfrentamientos vinculados con las luchas de organizaciones criminales. Episodios como los que se videograbaron en el Bar “Los Cantaritos” de la capital queretana, donde diez personas fueron acribilladas; en el Bar “Bling Bling” de Chimalhuacán, donde seis resultaron asesinadas o de once comerciantes de Chautipan que fueron ultrajados cerca de Chilpancingo, dan muestra del horror cotidiano que se vive en diversas regiones del país.
El fentanilo, las muertes que ocasiona diariamente en territorio estadounidense, la capacidad de financiamiento para armamento, violencia y corrupción que obtienen las organizaciones delictivas, encuentran en el uso de precursores “chinos”, una dimensión geopolítica mucho más trascendente y preocupante en términos de seguridad nacional.
Vienen tiempos difíciles en la relación binacional.
El gobierno de Claudia Sheinbaum deberá actuar con templanza. Esta vez, no se trata de caer en la trampa de una “narrativa hollywoodezca” de marines y drones, tampoco en la de apologías en torno una “soberanía hueca”. Lo que tiene frente a si la nueva administración en México, es la oportunidad de provocar un cambio que verdaderamente resuelva los problemas de fondo.
Si Sheinbaum logra responder con rectitud y honestidad: ¿Qué autoridades -de este y de aquél lado de la frontera- han permitido que un fenómeno tan preocupante, crezca de forma desmedida? ¿Qué políticos están metidos en un negocio que ha puesto en riesgo la seguridad hemisférica? Entonces podría provocar una evolución profunda en la relación bilateral.
Esa es la narrativa. La #SociedadHorizontal debería empujar la discusión pública en este sentido. Ahí se encuentra la tan necesaria semilla de una #NuevaRepública
riospiter2018@gmail.com