Desde mi punto de vista, los esfuerzos que se han efectuado en las 29 reuniones mundiales sobre el cambio climático, si bien han sido positivos, han sido claramente insuficientes.
✍🏽ECOLOGÍA HUMANA | Amado Ríos Valdez
La 29ª Conferencia de las Partes (COP29) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en Bakú, Azerbaiyán, entre el 11 y el 22 de noviembre de 2024, cerró con acuerdos que han suscitado opiniones encontradas. Mientras algunos celebran los avances en áreas como la creación de un mercado global de carbono y la financiación climática, otros critican la falta de ambición y el lento progreso frente a una crisis cada vez más urgente.
Desde mi punto de vista, los esfuerzos que se han efectuado en las 29 reuniones mundiales sobre el cambio climático, si bien han sido positivos, han sido claramente insuficientes. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, que fue creado en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ha documentado que el calentamiento global y los efectos negativos de la crisis climática mundial no han hecho sino crecer en los últimos 30 años. ¿Quiere decir que haya que claudicar en la lucha por alcanzar acuerdos globales entre todos los países y actores relevantes de este gran problema? No, definitivamente no. Quiere decir que se tiene que ir más a fondo, combatir las causas y hacerlo con el mayor sentido de urgencia y corresponsabilidad.
LOGROS TÉCNICOS Y POLÍTICOS
CREACIÓN DEL MERCADO GLOBAL DE CARBONO
Uno de los puntos destacados en la COP29 fue el acuerdo sobre un mercado global regulado de créditos de carbono. Este instrumento, regulado por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), establece normas para calcular y certificar créditos de carbono, asegurando que contribuyan a una reducción efectiva de emisiones. Este mercado representa un avance sobre los sistemas voluntarios, a menudo criticados por falta de transparencia e impacto real. Sin embargo, persisten interrogantes sobre su implementación y potencial para perpetuar desigualdades entre países emisores y receptores.
INCREMENTO EN LOS FONDOS CLIMÁTICOS
El compromiso de 300,000 millones de dólares anuales, aunque inferior al billón solicitado, supone un paso adelante respecto al antiguo objetivo de 100,000 millones. Este monto busca financiar la transición energética y la adaptación climática en países vulnerables. Sin embargo, el aporte se encuentra lejos de cubrir las necesidades estimadas y enfrenta la crítica de depender en exceso del sector privado para movilizar recursos adicionales.
INCLUSIÓN DE NUEVOS COMPROMISOS CIENTÍFICOS
Se adoptaron principios para garantizar que los proyectos financiados en el mercado de carbono respeten derechos humanos, laborales y acuerdos con comunidades locales, marcando un esfuerzo por integrar justicia social en la agenda climática.
PRINCIPALES DESAFÍOS Y CRÍTICAS
PERSISTENCIA DE LA INDUSTRIA FÓSIL EN LAS NEGOCIACIONES
La influencia de actores de la industria fósil, reflejada en la presencia de más de 1,700 lobistas, limitó avances en la eliminación de combustibles fósiles. Países como Arabia Saudita bloquearon acuerdos más ambiciosos sobre reducción de emisiones, una decisión que contrasta con la urgencia de abandonar el uso de petróleo y gas para mantener el calentamiento por debajo de 1.5 °C, señalado por el IPCC como el punto sin retorno y establecido en la COP21 de París en 2015.
INSUFICIENCIA DE LA FINANCIACIÓN CLIMÁTICA
Aunque la nueva meta financiera mejora el panorama, no responde plenamente a las demandas de los países en desarrollo, que enfrentan impactos climáticos devastadores como inundaciones, sequías extremas y fuertes migraciones humanas por el impacto negativo del cambio climático. Esto resalta una brecha entre los compromisos asumidos por los países desarrollados y sus responsabilidades históricas como principales emisores de gases de efecto invernadero. Este punto es, además, crítico si tomamos en cuenta que el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, es un acérrimo enemigo y negacionista del cambio climático y es previsible que retire otra vez, como en su primer mandato, a su país de los compromisos mundiales en la lucha contra el cambio climático
FALTA DE MECANISMOS VINCULANTES
La ausencia de penalizaciones claras para quienes no cumplan con las metas acordadas en el mercado de carbono y en los compromisos financieros pone en riesgo la efectividad de estos acuerdos, por lo que los acuerdos y compromisos siguen siendo llamados a misa.
PERSPECTIVAS FUTURAS
La COP29 subraya la necesidad de pasar de la negociación a la acción urgente e inmediata. La próxima COP30, programada en la Amazonia brasileña, será crucial para evaluar la transformación de estos compromisos en acciones concretas. En este sentido, será vital:
Exigir a los países desarrollados mayores aportes financieros, incluyendo mecanismos no generadores de deuda para los países en desarrollo.
Promover la eliminación acelerada de combustibles fósiles con un cronograma claro, vinculante y con mayor velocidad de cambio.
Garantizar que los acuerdos sobre créditos de carbono no sean una excusa para posponer acciones más ambiciosas en la reducción de emisiones.
La COP29 refleja los retos de un multilateralismo que busca respuestas colectivas a una crisis sin precedentes, pero que sigue siendo insuficiente frente a la escala del desafío climático. Si bien los acuerdos alcanzados son avances, su implementación determinará si representan una base sólida o un nuevo ejercicio de promesas incumplidas. La lucha climática exige no solo mayores compromisos, sino también una transformación urgente y justa en las políticas globales de desarrollo y sostenibilidad.
amado.rios@gmail.com