El INAI, junto con otros organismos, representaba una herramienta para fiscalizar y cuestionar el poder.
✍🏽REALIDAD A SORBOS | Eric Ordóñez
México atrav i e s a u n a etapa decisiva, donde las instituciones que alguna vez sirvieron como contrapesos están siendo desmanteladas, cuestionadas o minimizadas. En este contexto, la desaparición de organismos autónomos como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) no solo representa un golpe a la transparencia, sino también un llamado urgente a la reflexión colectiva. La responsabilidad de proteger y fortalecer nuestras instituciones no recae únicamente en los legisladores, sino en todos aquellos que influyen en el rumbo del país: funcionarios, políticos, empresarios y, por supuesto, ciudadanos.
CHAPULÍN COLORADO: EL HÉROE DE LA ASTUCIA
El Chapulín Colorado es un ícono del héroe imperfecto. Sin poderes extraordinarios, enfrentaba los problemas con astucia y valentía. Su frase emblemática, “No contaban con mi astucia” , encapsula esa capacidad de resolver problemas pese a las adversidades.
En la realidad mexicana, ¿dónde están los héroes dispuestos a enfrentarse al abuso de poder, a las políticas opacas ya las prácticas que atentan contra el bienestar colectivo? La respuesta parece cada vez más lejana, porque quienes pueden influir en las leyes, normas y acciones institucionales parecen haber olvidado su papel como defensores del bien común.
¿QUIÉN DEBE PONER SUS BARBAS A REMOJAR?
Los funcionarios públicos de todos los niveles, desde la presidenta hasta un regidor, tienen en sus manos la responsabilidad de velar por los derechos de los ciudadanos. Sin embargo, el desmantelamiento de organismos autónomos como el INAI evidencia que muchos han optado por priorizar la eficiencia política por encima de la transparencia.
Esta reflexión no se detiene en el ámbito político. Empresarios que se benefician de contratos públicos, académicos que asesoran políticas públicas y hasta los ciudadanos que guardan silencio frente a las irregularidades, todos deben asumir su cuota de responsabilidad en el debilitamiento institucional.
Como sociedad, nos hemos acostumbrado a esperar que alguien más haga el trabajo incómodo de señalar la corrupción, exigir cuentas y proponer soluciones. Pero, ¿qué ocurre cuando quienes debían hacerlo renuncian a su papel?
EL LEGADO DE LOS ORGANISMOS AUTÓNOMOS
El INAI, junto con otros organismos, representaba una herramienta para fiscalizar y cuestionar el poder. Gracias a su existencia, investigaciones como La Estafa Maestra , La Casa Blanca de Peña Nieto y El país de las 2 mil fosas sacaron a la luz abusos y omisiones que marcaron al país.
No obstante, el verdadero impacto de estos organismos no estaba en los escándalos que exponían, sino en el mensaje que enviaban: el poder debe ser transparente y rendir cuentas. Sin estas instituciones, se pierde un espacio fundamental para que los mexicanos conozcan cómo se manejan los recursos públicos y las decisiones que los afectan directamente.
LA RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
La desaparición de los organismos autónomos no es culpa de un grupo en particular, sino el resultado de un sistema donde las decisiones se toman con base en cálculos políticos y no en el interés público. Sin embargo, los funcionarios no son los únicos que deben replantearse su papel. La sociedad, en su conjunto, también tiene que reflexionar sobre su indiferencia ante la pérdida de estas herramientas.
Los empresarios deben entender que sus intereses no pueden estar por encima de la legalidad ni de las políticas que afectan a millones.
Los académicos e investigadores tienen la responsabilidad de denunciar y evidenciar las consecuencias de las decisiones políticas.
Los ciudadanos no pueden delegar toda la responsabilidad en las instituciones. Es necesario exigir, participar y vigilar de manera activa.
¿Y AHORA QUIÉN PODRÁ DEFENDERNOS?
El Chapulín Colorado, con su chipote chillón, era un símbolo de esperanza en medio del caos. En la vida real, no necesitamos héroes ficticios, pero sí una sociedad que asuma su papel como guardián de la democracia.
Es momento de cuestionar si estamos haciendo lo suficiente desde nuestras trincheras para fortalecer las instituciones que deben garantizar la justicia, la transparencia y el desarrollo. Más allá de señalar a quiénes toman decisiones, debemos preguntarnos: ¿qué estamos haciendo como individuos y sociedad para proteger lo que aún queda de nuestras instituciones?
UN LLAMADO A LA ACCIÓN
México no necesita mártires ni discursos vacíos. Necesita personas dispuestas a transformar su entorno, desde su espacio inmediato hasta las políticas públicas que rigen en el país. La desaparición del INAI y otros organismos no es la final de la transparencia en el país, pero sí un grave retroceso que exige una respuesta colectiva.
Si dejamos que las instituciones se derrumben sin cuestionar, sin exigir y sin actuar, habremos perdido no solo el derecho a la transparencia, sino también la posibilidad de construir un futuro más justo. Porque, al final del día, el verdadero héroe no es el que aparece de la nada, sino el que trabaja todos los días para defender lo que importa.
Cordial saludo.