El principal objetivo de la llamada “operación barredora” es recuperar el control estatal de la frontera sur, pero esto no será una tarea sencilla.
✍🏽AUSTRAL | Ricardo Del Muro
Ha transcurrido una semana desde que Eduardo Ramírez Aguilar tomó posesión como gobernador de Chiapas y las principales carreteras de la entidad están rigurosamente vigiladas, con la participación de la recién creada Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), en especial el tramo carretero Ocozocoautla – Tonalá y la carretera Ocozocoautla – Las Choapas.
El principal objetivo de la llamada “operación barredora” es recuperar el control estatal de la frontera sur, pero esto no será una tarea sencilla. En los pueblos de la sierra y en Frontera Comalapa, han señalado sus habitantes, todavía están los retenes carreteros instalados por grupos del crimen organizado en La Campana, Chamic y El Jocote.
Ha sido en Comitán, uno de los principales municipios de esta zona fronteriza, donde este domingo se han registraron los primeros incidentes violentos ante la llegada de un destacamento la Fuerza Pakal (FRIP), ya algunos grupos de civiles bloquearon con tractocamiones la entrada de la ciudad y fueron desalojados por elementos policiacos que arrojaron gases lacrimógenos para liberar la carretera.
Ante estos hechos, el gobernador Ramírez Aguilar lanzó un mensaje en sus redes sociales donde advirtió: “¡Ya basta de impunidad con los delitos que lastiman al pueblo de Chiapas! La ley no se negocia. Hay autoridad y habrá orden; se acabaron los tiempos que hacían lo que querían. Les garantizo que habrá libre tránsito”.
En las principales ciudades chiapanecas hasta el momento, en la víspera de Navidad, hay una tensa calma. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos desde hace dos años mantiene una “alerta de viaje” para sus ciudadanos que quieran visitar Chiapas y el gobierno de Guatemala emitió una alerta semejante hace un par de días.
La primera acción del gobierno de Ramírez Aguilar fue tomar protesta al titular de la nueva Secretaría de Seguridad del Pueblo, Oscar Alberto Aparicio Avendaño, quien se venía desempeñando como subsecretario operativo de seguridad en Zacatecas, donde creó la Fuerza de Reacción Inmediata de Zacatecas (FRIZ) y que ahora en Chiapas encabezará la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP).
La agrupación inicia con 500 elementos de fuerzas especiales, equipados con diez vehículos blindados y 200 unidades motorizadas y fue presentada en Tapachula por el gobernador Ramírez Aguilar, acompañado del nuevo fiscal estatal, Jorge Luis Llaven Abarca, el lunes 9 de diciembre, al siguiente día de la ceremonia de toma de protesta.
“En cien días de gobierno se podrán observar los resultados y en un periodo de seis meses vamos a mantener pacífico el estado”, afirmó el mandatario chiapaneco. Mientras tanto, por instrucciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, llegaron 300 elementos del Ejército para restablecer la seguridad en Pantelhó, aunque también se han registrado bloqueos y la destrucción de un puente.
Restablecer la seguridad y la paz está entre las ocho prioridades que Ramírez Aguilar estableció en su Plan Chiapas Transformador 2024, donde señaló que la inseguridad representaba en 2022 el problema más importante para el 42.2 por ciento de los chiapanecos, incluso por encima de problemáticas sociales como la pobreza, el desempleo y la salud.
Este porcentaje, si bien se encontraba por debajo del promedio nacional, que en ese fue de 61.2 por ciento, de acuerdo al Inegi, era bastante alto para una entidad que todavía en ese año estaba considerada como una de las tres más pacíficas en el país.
Sin embargo, para finales de 2023 ya era evidente que Chiapas enfrentaba una crisis de seguridad y que grupos del crimen organizado disputaban el control de la frontera sur. Tapachula se ubicó como la ciudad con mayor percepción de inseguridad a nivel nacional; en junio de 2024 se dio un enfrentamiento armado entre dos grupos criminales en una carretera de la zona de la Concordia que dejó 20 muertos; al siguiente mes, se registró el éxodo masivo de chiapanecos, habitantes de varias comunidades serranas, que cruzaron la frontera para refugiarse en Guatemala, huyendo de las bandas criminales.
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