Continua renovación del lenguaje, substancia de la poesía
CULTURA | José Natarén
Con motivo de la celebración por los 88 años del poeta (1937) y previa la publicación del libro de ensayos Óscar Oliva, Al norte del futuro (CONECULTA, 2024), presentamos otro fragmento de la entrevista que concedió al proyecto Palabra en Movimiento.
J.N.: Llega el siglo XXI y sucede una renovación de su palabra y su escritura, pensando en Lienzos transparentes, Estratos, Lascas y Escrito en Tuxtla. ¿Cómo se da el cambio de orientación, el ejercicio de esta otra poética patente durante los últimos veinte años?
O.O: Dije de Estado de Sitio, lo que pocos críticos han advertido: en él se encuentra toda la conmoción de 1968, año muy convulso, de mucha violencia iniciada cuando los granaderos hicieron estallar el gran portón de la Preparatoria no. 1 de la Ciudad de México. Más todas las persecuciones que se hacían día con día desde abril de ese año y la toma de la Ciudad Universitaria por parte del ejército.
Lienzos transparentes, también tiene algo de eso que se vivió en 1968. ¿Y qué sucedió, además, para escribir Lienzos transparentes? sucedió el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Fui miembro de la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI) que presidió el obispo Samuel Ruiz; éramos los mediadores entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Gobierno Federal para la discusión de toda la problemática que estaba planteando el EZLN. Fue el momento (hasta 1994) en el que realmente regrese a Chiapas (desde 1957) para establecerme, para quedarme para siempre.
Lienzos transparentes nace de la violencia, crímenes y asesinatos que hizo el Gobierno Federal a los pueblos indígenas de Chiapas, aquellos que enarbolaron las banderas del EZLN. Y pasó algo más para mí: volví a recuperar de una manera fuerte los olores, los sabores, los sonidos, y las visiones; no las visiones a nivel místico, sino las visiones de los cambios de paisajes en la selva y en las montañas, por los cambios de la noche y el día, del sol, de las lluvias. Todo eso lo recuperé, por supuesto, y también observé el ansia y emotividad de los pueblos indígenas de Chiapas para reivindicarse, dejar de ser objetos de la historia y para llegar a ser sujetos de la historia como lo decía el propio obispo Samuel Ruiz.
Todo este reaprendizaje me llenó de muchísimas cosas, muchas contradictorias también. Me di cuenta también que existe -sigue existiendo por supuesto- la injusticia, la represión a los pueblos indígenas y que las faltas de oportunidades en tantas cosas no dependían de ninguna manera de ningún gobierno federal, estatal; sino que dependía absolutamente de los propios pueblos, de los propios hombres, mujeres, niños, ancianos, de los propios pueblos. Entendí también que son ellos, como lo están haciendo, los que deben lograr su posición y tiene que ser una posición muy trascendente en este mundo. Logré tener claro que sus culturas son lo más importante que tiene Chiapas; en su literatura oral, en sus expresiones, en sus gestos, en su modo de ver las distintas posibilidades que nos da la naturaleza la fauna, la flora, los cielos, sus dioses: todo lo que les hemos arrebatado. Comprendí que nosotros podemos ser nada más acompañantes, y aquellos que lo quieran, ser solidarios.
Lienzos transparentes trata de recoger todo eso y no a través de un discurso explosivo, ni panfletario o político, sino metafórico, donde todo esto que estoy diciendo, se pudiera traducir en un lienzo; que una palabra envuelva a la otra, en que un ritmo envuelva al otro, u sabor al otro, un sonido al otro, un ruido al otro. A partir de este libro, como muy bien has dicho, surge otro momento en mi poesía que se va a desarrollar en los siguientes títulos.
J.N: Sabemos que es fundamental sostener una posición crítica como creador de literatura ¿Cómo ejerce la crítica de su propia escritura?
O.O: Yo creo que la materia con la que trabaja un escritor de poesía es fundamentalmente el lenguaje. Este lenguaje que utilizamos todos los días, es un leguaje cargado de historia. Si menciono pan, o digo mediodía, o digo aspereza o cualquier palabra, vamos a encontrar que cualquiera de esas palabras tiene una carga semántica extraordinaria; de sonidos, de ritmos y de conocimiento. Cada palabra con la que nos estamos expresando a diario, encierra, tiene en sí misma, un gran conocimiento y si rastreamos un poco o mucho, vamos a encontrar que esas palabras con las que hacemos nuestras frases poéticas, nuestros versos, nuestras frases, nuestras estrofas, nuestros cantos, tienen una gran historia, que han pasado y vienen de otros idiomas muy lejanos. Sabemos todos que nuestras palabras vienen del griego, vienen del latín, vienen del árabe, vienen del hebreo, vienen del celta. En fin, muchos idiomas que fueron los que construyeron y constituyeron el idioma español con el que nosotros nos expresamos. Muchas de las palabras que utilizamos en un poema, aunque no lo sepamos, tienen sus raíces en otros idiomas, en otras lenguas que no son estas que he enumerado, sino son lenguas de las culturas mesoamericanas, del mundo maya, del mundo zoque, algunas provienen del náhuatl, del zapoteco y vienen de muchas otras culturas.
Si nosotros armamos nuestras palabras con esta carga, es posible que podamos ir configurando realmente un poema que pueda reunir en sí mismo, como lenguaje mismo, una expresión poética, una expresión que abarque distintas emociones, distintas cargas emotivas, ¿por qué? la poesía se expresa y se da a través de símbolos, a través de metáforas, a través de alegorías o de cuestiones sumamente directas, pero no hay que olvidar nunca que un poema está hecho con estas palabras. Por supuesto y si uno experimenta, como se ha hecho a través de la gran tradición heroica, del rumbo que viene desde la Edad Media, del siglo IX, del siglo X, hasta nuestra época -por eso digo que es heroica- arrastran una carga de muchísimas cosas, de amores, de desamores, de guerras, de encuentros, de desencuentros, de distintos cambios en la propia sociedad.