No es casualidad que el gobernador eligiera este escenario para enviar un mensaje que se aleja de la crisis y se acerca al futuro.
REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez
La política se comunica de muchas formas. A veces, lo que no se dice pesa más que cualquier declaración, y otras veces, las acciones hablan por sí solas. En Chiapas, el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar y la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo han optado por lo segundo. No han desmentido ni contradicho abiertamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien insistió durante su sexenio en que Chiapas vivía en paz, negando la crisis de violencia e inseguridad que los chiapanecos sufrían día a día. Pero no hace falta que lo digan con palabras cuando los hechos ya lo están diciendo.
Ayer (13 de marzo) lo adelanté en Realidad a Sorbos: algo está cambiando en Chiapas. No se trata de declaraciones rimbombantes ni de discursos acartonados; se trata de una nueva narrativa basada en la realidad. Y en esa realidad, el mensaje es claro: Chiapas ya no es la nota de la sangre.
El 14 de marzo, en Comitán de Domínguez, se llevó a cabo la Inauguración de la Universidad Nacional Rosario Castellanos, Unidad Académica Comitán. Ahí, en medio de un acto dedicado a la educación, el gobernador pronunció una frase que resonó más allá de los asistentes: “Chiapas ya no es la nota de la sangre”. Y con eso, la narrativa cambió.
UN MENSAJE EN EL MOMENTO Y LUGAR PRECISOS
No es casualidad que el gobernador eligiera este escenario para enviar un mensaje que se aleja de la crisis y se acerca al futuro. Al agradecer a la presidenta su respaldo, Eduardo Ramírez colocó a Chiapas en un nuevo marco de referencia: ya no como un estado sumido en la violencia, sino como un territorio de oportunidades, crecimiento y educación.
El simbolismo de inaugurar una universidad mientras se pronuncia un discurso de estabilidad no es menor. La violencia no se erradica con palabras, pero sí con acciones concretas. Apostar por la educación como pilar de transformación es un acto que rompe con la idea de que Chiapas solo es un estado de conflicto y lo reposiciona como un lugar de reconstrucción y progreso.
LA RECONSTRUCCIÓN DE CHIAPAS EN MARCHA
Chiapas no puede permitirse volver a ser un estado donde la violencia dicte la agenda. La paz no se decreta; se construye. Y si el nuevo gobierno realmente quiere sostener este cambio de narrativa, tendrá que demostrarlo con resultados tangibles.
El mensaje ya se lanzó: Chiapas es otro son. Ahora queda la tarea de hacer que esta melodía no sea solo un eco en un acto oficial, sino la nueva realidad que vivan los chiapanecos todos los días.
Cordial saludo.
