No nos engañemos: estas rotaciones no son solo ajustes administrativos, sino actos cuidadosamente pensados
REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez
Lo prometió. Dijo que en los primeros 100 días de gobierno habría un primer corte de caja. Y vaya que lo hubo. El gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, fiel a su palabra, comenzó con lo que en el argot político ya se conoce como las benditas rotaciones ordinarias. Un término amable, casi bucólico, que suena más a manual de recursos humanos que a estrategia de gobierno. Pero no nos engañemos: estas rotaciones no son solo ajustes administrativos, sino actos cuidadosamente pensados, con la firme intención de reacomodar, reposicionar y, quizás, reorientar lo que no terminó de cuajar en este arranque de administración.
MOVIMIENTO ES SINÓNIMO DE VIDA
En la administración pública, lo peor que puede pasar es que nada pase. Y en Chiapas, durante muchos años, eso fue precisamente lo que ocurrió. Cargos eternos, funcionarios imperecederos, inercias que se convertían en norma. Por eso, estas rotaciones —benditas, sí— son también sinónimo de vida. La vida institucional que, al parecer, comienza a sacudirse la somnolencia para dar paso a un nuevo ritmo. No es menor que las rotaciones se estén dando con nombres concretos y sin demasiadas explicaciones públicas, como si el mensaje fuera: “ya entendimos”.
FISCALÍAS CON BRÚJULA
Un caso que ilustra bien lo anterior es la rotación en la Fiscalía de la Mujer. La llegada de Flor de María Guirao Solórzano en sustitución de Eleanneth García de los Santos marcó un antes y un después. Y no lo decimos por especulación, sino por resultados. A los pocos días, el caso del cantautor chiapaneco Carlos “N.” —ese que parecía estar en el limbo jurídico— fue judicializado por la Fiscalía de Derechos Humanos. La carpeta, que había navegado sin timón, encontró finalmente brújula.
¿Coincidencia? Quizás. Pero como buen observador de lo público, prefiero pensar que estas rotaciones también son guiños al sentido común. A veces, cambiar el nombre en la puerta cambia la historia del expediente.
DE LO POLÍTICO A LO TÉCNICO (Y VICEVERSA)
Otro caso significativo es el de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno. Patricia Mass Lazos fue sustituida por Jesús Antonio Guillén Gordillo, un hombre con perfil técnico, doctorado y experiencia administrativa. El cambio fue tan terso que apenas se notó. Pero ahí está, como evidencia de que se puede hacer política sin aspavientos, sin rupturas escandalosas y, sobre todo, sin renunciar a las formas. Guillén Gordillo, que ya ha sido subsecretario en otras dependencias, no llegó a aprender, sino a ajustar tuercas. Y si algo se necesita hoy en Chiapas es eso: ajustes finos, no revoluciones.
LA MUJER, OTRA VEZ AL CENTRO
Y qué decir de la Secretaría de la Mujer e Igualdad de Género, donde Marian Vázquez González asumió como nueva Subsecretaria de Igualdad e Inclusión de Género, en sustitución de Janette Ovando Reazola. Una rotación que, para muchos, fue más que bienvenida. Con una trayectoria probada en el activismo y la función pública, Marian llega con un discurso renovado, más cercano a las causas de las mujeres y menos aferrado a las inercias partidistas del pasado reciente.
Aquí también la rotación parece hablar más de lo que se dice oficialmente. A veces, cambiar a quien representa a una institución es también un acto simbólico: se cambia la narrativa, se oxigena la política, se abre paso a nuevas formas de ejercer el poder.
LAS FORMAS SÍ IMPORTAN
Lo interesante de estas benditas rotaciones ordinarias es que no han sido vendidas como castigos ni como rupturas. No hay boletines incendiarios ni declaraciones de ruptura. Al contrario: todo ha sido políticamente correcto, institucional, pulcro. Una narrativa que honra la idea de que el servicio público debe estar por encima de los compromisos personales o de grupo.
En esta administración, al menos por ahora, parece que los compromisos políticos no se están preponderando. Que no se está gobernando con la libreta de favores en la mano. Y eso, en un estado como Chiapas, es ya una revolución.
LO QUE NO SE DICE (PERO SE DEJA VER)
No hay necesidad de sindicar a nadie. Esta columna no busca señalar, sino observar. Porque a veces, el silencio institucional también habla. Y lo que se observa en estas rotaciones es un delicado ejercicio de equilibrios. Un reacomodo que no sólo mueve personas, sino que ajusta piezas en un tablero más amplio. Un gobierno que gira la tuerca con cuidado, con cálculo, pero también —hay que decirlo— con un sentido de oportunidad que hacía falta.
ENHORABUENA
Por todo esto, bienvenidas las rotaciones. Benditas sean si, con ellas, se fortalece el trabajo institucional, se acelera el acceso a la justicia, se combate la impunidad y se cierran ciclos que no dieron lo que se esperaba. Porque no hay nada más democrático que reconocer que algo no funcionó… y mover ficha.
Y si estas rotaciones son la forma educada, elegante y profesional de hacerlo, entonces, adelante.
Al fin y al cabo, también en la política se puede ser fino. Se puede mover el tablero sin romperlo. Y eso, en estos tiempos, ya es mucho decir.
Cordial saludo.
