El delicado equilibrio entre la percepción y realidad
EL JUEGO DE LA IMAGEN/Mtra. Helen Barrios
En el mundo actual, donde la información se propaga en cuestión de segundos, la Imagen Pública se ha convertido en una herramienta clave y de poder para quienes buscan y ostentan el poder. Ya sea en la política, negocios o entretenimiento, la manera en que una figura es percibida puede definir su éxito o fracaso, muchas veces más que sus acciones reales.
La construcción de la Imagen Pública
La Imagen Pública no es solo una cuestión de apariencia, sino una estrategia cuidadosamente diseñada. Se construye a través del discurso, la vestimenta, la actitud y la manera en que se manejan las crisis. En la era digital (redes sociales), cada gesto, comentario o fotografía puede reforzar o debilitar esa imagen.
Las figuras de poder invierten en asesores de imagen, publicistas y expertos en comunicación para moldear su percepción pública. Todo está calculado: desde los colores que visten hasta las palabras que eligen en sus discursos. Este proceso de construcción puede hacer que una persona parezca cercana y empática o, por el contrario, distante y autoritaria, dependiendo del mensaje que quiera transmitir.
El poder de la percepción
El poder no es solo una cuestión de control o influencia directa, sino también de cómo es percibido. Un líder puede tomar decisiones estratégicamente brillantes, pero si su Imagen Pública proyecta debilidad, desconfianza o incoherencia, su autoridad se verá afectada. Por el contrario, un discurso bien construido, una apariencia segura y una comunicación efectiva pueden transformar a un personaje desconocido en una figura de referencia.
La historia está llena de ejemplos de cómo la Imagen Pública ha sido crucial en la construcción del poder. Napoleón Bonaparte entendió la importancia de proyectar una imagen de líder invencible, posando en retratos con posturas que transmitían grandeza. En el siglo XX, lideres como John F. Kennedy y Barack Obama usaron la televisión y la comunicación digital para fortalecer su presencia pública. En la actualidad, el poder de la imagen ha alcanzado nuevas dimensiones, con las redes sociales, donde figuras como Elon Musk o Donald Trump han sabido capitalizar la atención pública con estrategias comunicativas que generan tanto admiración como controversia.
El poder de la percepción sobre la realidad
Vivimos en un mundo en donde la percepción puede superar a la realidad. Políticos con discursos carismáticos, pero con pobres resultados en gestión pueden mantenerse en el poder gracias a una Imagen bien manejada. Del mismo modo, figuras con grandes logros pueden verse opacadas por un escándalo mal manejado, incluso si no hay pruebas en su contra.
Los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel crucial en este fenómeno. Un titular impactante o una imagen viral pueden definir la reputación de alguien más que años de trabajo. En algunos casos, la Imagen Pública puede construir liderazgos basados más en emociones que en hechos concretos.
El riesgo de la manipulación
La construcción de una Imagen Pública poderosa no siempre es transparente. En muchos casos, se recurre a estrategias de manipulación, para tener cautivas a ciertas audiencias a través de la difusión selectiva de información, la exageración de logros o la minimización de errores.
Los algoritmos de las redes sociales refuerzan estos efectos al mostrar a las personas solo aquello que confirma sus creencias previas.
El peligro es que la sociedad puede terminar votando, siguiendo o idolatrando a figuras basadas en imágenes cuidadosamente editadas y no en sus verdaderas capacidades o valores. Este fenómeno ha sido evidente en el auge de populismos y en la influencia de celebridades en ámbitos políticos y empresariales.
El desafío de la autenticidad
En un mundo donde la imagen lo es casi todo, la autenticidad se convierte en un desafío. Aquellos lideres o figuras públicas que logran equilibrar una imagen fuerte con una autenticidad genuina son los que generan mayor confianza y credibilidad a largo plazo.
El reto para quienes buscan el poder no es solo construir una Imagen Pública atractiva, sino asegurarse de que esta imagen refleje la realidad. Y para la sociedad, el desafío es aprender a diferenciar entre lo que parece y lo que realmente es. No solo es parecer si no que serlo, fondo y forma.
Al final, la Imagen Pública es una herramienta de poder, pero su verdadero valor depende de que tan bien refleje la verdad.
El poder, en última instancia, no solo radica en la capacidad de tomar decisiones, sino en la habilidad de moldear la percepción colectiva. La imagen en esta era lo es casi todo, quienes sepan manejarla con inteligencia seguirán dominando el “JUEGO DEL PODER”
barrioshelen@yahoo.com.mx
