Compartió su historia en Diario Ultimátum y conquistó con cheesecakes y empanadas artesanales.
Eric Ordóñez/Ultimátum
En entrevista para el programa Zona E, que conduce Enriqueta Burelo en Diario Ultimátum, la emprendedora chiapaneca Gaby Cuello compartió su historia de vida y el camino que la llevó a convertirse en una reconocida repostera. Desde cheesecakes hasta empanadas rellenas de zarzamora o piña con queso Filadelfia, sus postres se han ganado un lugar en los corazones —y los antojos— de muchos.
Gaby es licenciada en Administración de Empresas por la UNACH y trabajó durante años en el sector corporativo. Inició como asistente del director comercial y llegó a ser gerente de mercadotecnia en el grupo PepsiCo. “Fue una etapa muy linda de mi vida, aprendí mucho y agradezco a la empresa la oportunidad, incluso me contrataron estando embarazada. Mi mamá fue mi principal apoyo, cuidaba a mi hija y hasta la llevaba a la escuela. Gracias a ella pude crecer profesionalmente”, relató.
Con el paso del tiempo, las exigencias laborales aumentaron y su rol como madre comenzó a pesar más. Fue entonces cuando decidió hacer una pausa para emprender. “No podía quedarme quieta, así que empecé a buscar qué hacer para sentirme productiva. Fue ahí donde nace la idea de vender postres, una actividad que me permitía cuidar de mis hijos y trabajar al mismo tiempo”, compartió.
El primer empujón llegó con una receta que su tía Chelito le enseñó: un pie de queso. “Ella me dio la receta con mucho cariño. Aprendí a hacer pan de mantequilla, gelatinas y otros postres. Cuando falleció, me arrepentí de no haber aprovechado más sus enseñanzas. Pero gracias a ese pie de queso, comencé a vender en oficinas y fui ganando clientela”.
Con el tiempo, Gaby consolidó una cartera de clientes que la buscan constantemente para pedir desde una rebanada de flan hasta paquetes especiales para fiestas infantiles o eventos. “Lo más bonito es que ya no tengo que salir todos los días. Me mandan mensajes para hacer pedidos y eso me da la libertad de organizar mejor mi tiempo y estar con mi familia”.
Hoy, sus hijos ya son adultos, uno de ellos abogado y el otro en formación profesional. “Me dicen que están orgullosos de mí y eso me motiva aún más. Gracias a la constancia, ya no necesito tocar puertas; mis clientes me buscan”.
En su catálogo hay flanes, empanadas, gelatinas individuales y pays de sabores como limón, zarzamora, elote, piña y manzana. “Lo importante es la frescura. Prefiero que me encarguen con uno o dos días de anticipación para entregar todo recién hecho. El pie de elote, por ejemplo, lo hago solo con elote tierno, como me enseñó mi tía”.
Además de su emprendimiento, Gaby participa activamente en actividades sociales. Forma parte del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias y colabora en acciones comunitarias. “Dios ha sido generoso conmigo. Me siento bendecida y por eso quiero corresponder con lo que pueda. Me gusta ayudar, es algo que siempre he tenido en el corazón”.
Entre risas, anécdotas y la calidez que transmite al hablar, Gaby dejó claro que más allá de los postres, lo que ofrece es un pedacito de amor y dedicación en cada preparación. “Esto me hace feliz. Puedo estar en casa, compartir con mi esposo, y al mismo tiempo, seguir trabajando en lo que me apasiona”.
Así, esta emprendedora chiapaneca ha logrado lo que muchos anhelan: un equilibrio entre lo personal y lo profesional, endulzando la vida de quienes prueban sus creaciones, con la firme convicción de que siempre es posible reinventarse, con sabor y corazón.
