Combina su vocación y la maternidad con valentía. Ser progenitora y salvar vidas, le ha cambiado la mirada, pero nunca su entrega.
Ramiro Trejo/Ultimátum
Isabel García es una madre aguerrida que vela a diario por la ciudadanía y que demuestra que es posible llevar a la par el amor por su profesión y su motor de vida: su pequeña hija.
Isabel asegura que ser bombera es parte fundamental de su vida: “Bondad. Prácticamente nosotros ayudamos, somos solidarios, acudimos a una emergencia sin saber a quién nos vamos a topar, a quién vamos a ayudar. Sin conocer a alguien, cada uno de nosotros da lo mejor.”
Es mamá primeriza, una situación que le ha cambiado por completo la vida. Para ella, cumplir con su labor de madre y bombera ha sido –y sigue siendo– muy complicado, ya que el tiempo que dedica a sofocar las llamas y salvar vidas, a ser una heroína, la limita de compartir algunos momentos del crecimiento de su bebé.
“Mi mayor anhelo es regresar a casa, abrazar a mi nena y estar con la familia. Obviamente sí te cambia mucho la perspectiva de la vida. Te puedes encontrar en ciertos servicios donde hay niños involucrados, y uno dice: ‘Híjole… tiene la edad de mi hija’”, recalcó.
Sin embargo, lejos de considerar esta situación como una adversidad, pensar en su hija le da más fuerza para luchar por su otro gran amor: ser bombera. Día con día entrega su máximo esfuerzo en cada emergencia que le toca cubrir.
Hay situaciones que la han llevado al límite emocional, pero sabe que tiene que mantenerse firme cuando está en medio de una intervención
“Hubo un incidente donde falleció una menor de doce años. Al momento, uno es profesional, atiende… pero después uno dice: ‘Híjole, la edad de mi hija’. En el momento uno se mantiene, pero luego… ahí uno se involucra.”
Por más paradójico que suene, Isabel arriesga su vida en cada misión que se le encomienda, pero es precisamente pensar en su pequeña lo que la impulsa a salir adelante.
“Nos perdemos ciertos episodios de la vida, más en esa etapa. Ahorita mi nena tiene dos años y, pues, cada día hacen cosas diferentes. Ya cuando uno llega a casa, le cuentan: ‘Fíjate que hoy hizo esto’… Son cosas que una se pierde”, comentó.
Isabel asegura que ser madre le ha cambiado la vida, pero ha mantenido intacto su amor por la profesión. Aunque todos los días enfrenta cara a cara el peligro, incluso la muerte, sabe que sus sacrificios algún día le darán muchas recompensas.
Carmen Isabel espera que su hija, en un futuro, se sienta orgullosa de ella: “No es lo mismo una vida de soltera a cuando sabes que en casa te espera alguien, un retoño, algo que es parte de ti. Yo, en lo personal, trato –porque somos humanos– de llevar una vida que sea un ejemplo para mi hija, para que el día de mañana ella diga: ‘Ella es mi mamá’… y se sienta orgullosa.”
