Felicidades a las madres invisibles en escrituras y justicia, pero fundamentales en la vida de muchas familias.
REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez
LAS QUE CARGAN MÁS DE LO QUE CUENTAN
En Chiapas, tierra de colores, cafetales y esperanzas rotas, hay historias que se repiten como letanías no escritas: mujeres que aman tanto, que terminan olvidándose de sí. Madres que crecieron siendo niñas esposas, que cambiaron la escuela por el metate, los cuadernos por las cacerolas, el amor propio por la promesa de un “hogar”.
Ellas sostienen los techos de muchas casas aunque no aparezcan en las escrituras. Ellas criaron hijos que después serían profesionistas, periodistas, maestros o empleados públicos, pero que aún con todo eso, siguen enfrentando un sistema que las borra. A veces ni siquiera hay un acta a su nombre, mucho menos justicia.
CUANDO DEJAR DE AGUANTAR TAMBIÉN ES AMOR
Hay mujeres en este estado —y vaya que son muchas— que han tenido que huir de lo que se suponía era su refugio: su casa. Mujeres que no solo fueron golpeadas con palabras o con silencios, sino que también fueron despojadas legalmente de lo que ayudaron a construir. Y si una de ellas decide irse, aún con décadas de matrimonio, muchas veces queda sola, sin pensión, sin propiedad, sin respaldo institucional, sin protección real.
¿Dónde están las leyes que debieron cuidarlas? ¿Dónde está la justicia para quien entregó la vida entera a un proyecto familiar que solo la aplastó? ¿Qué juez escribe en sus sentencias que no hay bienes que repartir si todo está a nombre de él? Y aún así, la mujer duerme con miedo, mientras él sigue hostigando, burlando medidas de restricción, denunciando como si la víctima fuera él.
NO TODAS SON SANTAS, PERO MUCHAS SON MÁRTIRES
En esta fecha donde abundan flores plásticas y publicaciones empalagosas, habría que detenerse a mirar más allá del festejo comercial. Habría que preguntarse: ¿cuántas madres en Chiapas tienen acceso a servicios dignos de salud? ¿Cuántas pueden envejecer sin miedo, sin carencias, sin amenazas? ¿Cuántas viven en casas donde no son dueñas ni de su silencio?
La maternidad no es una insignia para romantizar. Es, en muchos casos, una condición de sacrificio que termina sin reconocimiento, sin justicia, sin derechos. Y el Estado, que debería garantizar su seguridad, su salud, su bienestar, les da discursos mientras les niega lo esencial.
¿Y TÚ TIENES MADRE?
¿Tiene madre el funcionario que retrasa medidas cautelares mientras una mujer sigue siendo acosada? ¿Tiene madre el abogado que aconseja a su cliente cómo esconder propiedades? ¿Tiene madre el hombre que usa a sus hijos para seguir controlando a su exesposa? ¿Tiene madre el sistema judicial que, con tecnicismos, deja desprotegida a una mujer que vivió 30 años en una casa que no es suya?
Sí, este texto nace de una historia real. Como muchas en Chiapas. Una historia que no se firma con nombre, pero que duele en el cuerpo, en el pasado, en los silencios que aún se arrastran. Porque aquí, a muchas madres no las mata el cáncer, ni la pobreza. Las mata el olvido institucional. Las mata la impunidad.
Y por eso, en este Día de las Madres, no bastan las flores. Se exige justicia. Se exige reforma. Se exige memoria. Se exige que, de una buena vez, las mujeres —madres o no— sean tratadas como sujetas de derechos, no como notas al pie de la historia de otros.
Porque eso también es amor: no repetir lo injusto.
Porque eso también es tener madre.
Cordial saludo.

🫶🏻📝🫂Solo el que no reconoce a su madre se pierde en su ser. Pero algun día le llegará el anhelo de lo que un día no valoro y la amargura de su corazón será tanta que simplemente desaparecerá de la tierra, no quedará ni el recuerdo de lo que un día pudo ser, se perderá con el tiempo y nadie sabrá quién fue. 🤷🏻♀️