Pobladores denuncian deficiencias en el servicio de limpia; calles llenas de desechos afectan la imagen y salud pública.
Oscar D. Ballinas/Ultimátum
Pobladores del municipio de Tapachula siguen manifestando su inconformidad por el mal servicio público del sistema de limpia, lo que ha provocado que una gran parte de la población tenga que tirar sus desechos en las calles, convirtiendo la ciudad en un foco de infección, además de la pésima imagen que se brinda a los visitantes, manifestó en exclusiva para Ultimátum Marcela Rubio, presidenta de la colonia San Sebastián.
La actual administración municipal, a cargo del alcalde de extracción morenista Yamil Melgar Bravo, en siete meses de gobierno no ha podido dar solución a este problema. Los habitantes de la Perla del Soconusco le exigen al edil que obligue al secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, arquitecto Mario Santizo Martínez, a cumplir con su obligación de resolver la problemática.
Los llamados centros de acopio de basura se han convertido en un negocio privado en el que participan más de mil 500 tricicleros organizados en cooperativas, quienes han manifestado pagar entre 150 y 200 pesos mensuales al Ayuntamiento tapachulteco, más diez pesos por viaje a los conductores de los camiones del servicio de limpia municipal, sin que se les otorgue ningún recibo oficial. Según lo manifestado por algunos de los entrevistados, estos personajes realizan no menos de tres entregas diarias, de las 500 toneladas que se generan diariamente en Tapachula.
Ante la inoperancia del servicio de limpia en este municipio costeño, se han formado más de 20 centros de acopio clandestinos que operan en patios baldíos o en algunas calles cercanas a la Unidad Administrativa, donde están instaladas varias dependencias estatales, entre ellas la Secretaría de Hacienda.
Comerciantes establecidos del centro de la ciudad, al igual que locatarios de los mercados Sebastián Escobar, han pedido al gobierno de Melgar Bravo la reubicación del centro de acopio municipal en esa zona, ubicado sobre la 3ª Calle Poniente, entre 10ª y 12ª Avenida Norte, ya que está convertido en un verdadero foco de infección.
De acuerdo con declaraciones de algunos tricicleros que llevan su basura a este lugar —considerado uno de los pocos centros de acopio que aún tiene el Ayuntamiento bajo su encargo directo—, la cuota para que se les reciba es de 50 pesos por carga, sin que se les otorgue ningún recibo de tesorería municipal.
Se menciona, por parte de algunos trabajadores del sistema de limpia municipal, que anteriormente esta administración contaba con más de 30 unidades para dar servicio a una población de aproximadamente 600 mil habitantes —aunque el INEGI mantiene, desde hace años, una cifra de 250 mil personas en el municipio tapachulteco—. Actualmente, a duras penas funcionan entre 12 y 15 unidades, con las que es prácticamente imposible atender a toda la población.
Para colmo de males, vecinos del fraccionamiento Framboyanes —ubicado a pocos kilómetros del basurero municipal a cielo abierto— manifestaron que hay quemas de basura donde los plásticos causan grave contaminación al medio ambiente, afectando no solo al municipio de Tapachula, sino también a pobladores de Cacahoatán, Mazatán, Tuzantán y Huixtla.
“El servicio de limpia en Tapachula se ha convertido en un negocio redondo en el que todos ganan, menos el pueblo, que sigue pagando los platos rotos”, dijo Janet Domínguez, integrante del Comité Tianguis Tierra del mercado San Juan.
Reconoció que, si bien la cultura de las personas tiene mucho que ver en el problema, las autoridades no aplican las leyes ni sanciones debido a que el servicio es deficiente por la falta de camiones recolectores de basura, lo que obliga al ciudadano a pagar el servicio de un triciclero o abandonar sus bolsas de desperdicio en las banquetas de las calles.
Según las investigaciones hechas por Ultimátum, existen en Tapachula aproximadamente 1,500 tricicleros, quienes pagan una cuota mensual al Ayuntamiento de entre 150 y 200 pesos, así como entre 10 y 20 pesos diarios por viaje a quienes les reciben la basura, siendo empresas privadas o cooperativas las que ahora tienen este negocio en común acuerdo con las autoridades municipales.

 
			 
			
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