La candidata propone una justicia social, pronta y con enfoque en derechos colectivos, especialmente de mujeres e indígenas.
Eric Ordóñez/Ultimátum
Con más de cuatro décadas de experiencia en el servicio público y un discurso centrado en la justicia social, la maestra Arely Reyes Terán aspira a convertirse en ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el marco de la histórica elección por voto ciudadano que se llevará a cabo este 1 de junio.
En entrevista con Diario Ultimátum, la también exfuncionaria del SAT, Fiscalía y Gobiernode Puebla, compartió su visión de una Corte más cercana a las causas sociales, con especial atención a los derechos colectivos, el acceso efectivo a la justicia para pueblos indígenas, mujeres y sectores históricamente excluidos, así como a la construcción de un nuevo paradigma legal alejado de los criterios neoliberales que, asegura, han regido las sentencias de los últimos 35 años.
Desde Puebla, Arely Reyes se conectó a través de videollamada para participar en esta serie de entrevistas especiales con aspirantes al Poder Judicial de la Federación. Reconoció que ha sido un proceso complejo, con limitaciones económicas y logísticas para hacer campaña en todo el país, pero aseguró sentirse fortalecida por el respaldo social que ha recibido, especialmente de comunidades indígenas. “Me quedo con el cariño de la gente y con la certeza de que este proceso ha despertado el interés de personas que antes no sabían ni que podían votar por quienes imparten justicia”, expresó.
Durante los últimos sesenta días, Reyes Terán ha recorrido distintas regiones del país, de forma presencial y virtual, para explicar su propuesta de “una justicia social que priorice el interés nacional y colectivo”. En su visión, el Poder Judicial debe dejar atrás sentencias dictadas bajo principios neoliberales para adoptar una mirada que considere la desigualdad estructural que padecen muchos sectores de México.
La aspirante plantea reformular la práctica judicial mediante una “perspectiva transversal de interculturalidad”, especialmente en los casos que involucren a pueblos originarios, donde aboga por una mayor presencia de intérpretes, peritos especializados y conocimiento de las realidades comunitarias por parte de jueces y magistrados.
Originaria del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, pero radicada desde hace años en Puebla, Reyes Terán pone énfasis en su identidad sureña como un factor fundamental en su compromiso con la justicia territorial. “Quiero llevar a la Suprema Corte los temas que desde los estados nunca llegan. La Corte no ha querido atraer casos fundamentales que afectan a la gente común, como el de la desigualdad en el pago de energía entre grandes cadenas y tienditas”, subrayó.
Su formación y experiencia profesional son extensas: fue jueza de primera instancia a los 25 años; ha trabajado en los poderes ejecutivos y legislativos estatales, en órganos de inteligencia patrimonial y en el SAT, donde logró el pago de un crédito fiscal por parte de una de las grandes empresas del país. Además, fue subdelegada de la Fiscalía General de la República y actualmente es magistrada del Tribunal de Justicia Administrativa de Puebla.
A pesar de su larga trayectoria, reconoció que abrirse camino como mujer en el sistema judicial mexicano ha implicado enfrentar prejuicios, discriminación y acoso. “Fui tratada como una muchachita cuando me nombraron secretaria judicial. Me tocó vivir acoso y descrédito, pero también he luchado desde mis funciones por la igualdad sustantiva”, afirmó. Como ejemplo, recordó su participación en la derogación del tipo penal que permitía una pena atenuada a quien cometiera homicidio en “estado de emoción violenta” en Oaxaca, antecedente directo en la tipificación del feminicidio.
Respecto al proceso electoral en curso, la candidata reconoció sus retos, especialmente el económico. Sin financiamiento institucional, ha tenido que costear con su sueldo sus actividades proselitistas. Aun así, considera que esta elección representa una oportunidad histórica para transformar el sistema judicial desde la base democrática, permitiendo que la ciudadanía elija directamente a quienes toman las decisiones más trascendentales en materia de justicia.
Arely Reyes ocupa el número 25 en la boleta morada destinada a la elección de ministras y ministros de la Suprema Corte. Sobre el día después de la elección, gane o pierda, afirmó que seguirá comprometida con el servicio público y con la construcción de un sistema judicial más justo y accesible. “Me quedo con la esperanza de que a partir de esta nueva integración de la Corte, las y los juzgadores se comprometan de verdad con la ciudadanía, con sus derechos y con el país”, concluyó.
Finalmente, lanzó una invitación clara a la ciudadanía: “Voten el primero de junio. Es una elección inédita que permite decidir quién defiende la Constitución. Y si quieren una Corte que vea por ustedes, voten 25 en la boleta morada. Yo pongo mi experiencia al servicio del pueblo”.
