Pese a los esfuerzos de la SAGyP, la estrategia contra el Cochliomyia hominivorax carece de claridad pública en Chiapas.
REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez
De la crisis por el gusano barrenador he aprendido más gracias a los tabasqueños que por lo dicho en Chiapas. Me lo enseñaron con publicaciones claras, actualizaciones oportunas y estrategias visibles. Me lo confirmó la prensa de allá antes que los boletines de acá.
Y no es que en Chiapas no se esté haciendo algo. De hecho, desde antes de asumir el cargo como titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, Marco Antonio Barba Arrocha ya presumía estar construyendo la estrategia para erradicar al Cochliomyia hominivorax. Palabras que, por cierto, aún no se instalan con fuerza en el imaginario del sector ganadero ni mucho menos en la narrativa institucional.
En contraste, el avance informativo en Tabasco tiene otro ritmo. Mientras aquí nos enterábamos —casi por accidente— de las primeras liberaciones de moscas estériles o de la reapertura de plantas para su producción, allá ya trazaban mapas de riesgo y coordinaban esfuerzos con claridad y urgencia. Algo no cuadra.
CRISIS CON OLOR A IMPROVISACIÓN
Es cierto que el actual titular de SAGyP ya sostuvo encuentros con ganaderos, que se anunció un programa integral y que se habla de un “frente común”. Incluso se ofreció medicación gratuita y se prometió transparencia. Pero, siendo honestos, todo esto suena más a promesa que a protocolo instalado.
Y no lo digo por malicia, lo digo por evidencia: el 2 de junio se anunció el reforzamiento de la campaña sanitaria en Pichucalco, apenas días después de confirmarse seis casos en humanos —el último en Pijijiapan—. El tema dejó de ser solo pecuario. Ya tocó la salud pública. Y la pregunta es: ¿lo están tomando en serio, o están apenas reaccionando?
La narrativa oficial habla de coordinación, pero no explica por qué, si Chiapas es el epicentro nacional del brote, hubo que cerrar la planta productora de moscas estériles y se piensa apenas en reactivarla. ¿No era más lógico que el estado más afectado fuera también el más preparado?
GANADERÍA, CONTRABANDO Y OMISIONES
En mayo escribí que “ese gusano lo trajo el contrabando”. Hoy reafirmo que lo que más lo alimenta es el desorden institucional. Porque una emergencia de esta magnitud no puede esperar a que se alineen los discursos. Requiere información precisa, decisiones técnicas, voluntad política… y sí, también humildad para reconocer los errores de arranque.
Si quieren que les creamos que están tomando esto con seriedad, deberán hacer algo más que prometer que “el gobernador está al tanto”. Tendrán que comunicar con claridad, dejar de posponer decisiones clave y, sobre todo, acelerar el paso sin perder el rumbo.
El campo chiapaneco ha sido históricamente un espacio ignorado por los grandes reflectores. Hoy vuelve a ser protagonista, no por su producción, sino por la amenaza que lo consume. Y esa es una responsabilidad que no puede gestionarse con boletines ni ruedas de prensa que repiten lo mismo en distintos municipios. Necesitamos resultados, no giras.
CIERRE NECESARIO
Cuando los ganaderos se informan más por WhatsApp que por la SAGyP, algo anda mal. Cuando los medios de otro estado explican mejor lo que ocurre en el nuestro, hay un desfase. Y cuando las estrategias llegan después del daño, ya no son estrategias, son excusas.
Chiapas merece una política agropecuaria que no llegue tarde ni se quede corta. Y merece una respuesta institucional que no suene a improvisación, sino a compromiso técnico y real. Mientras tanto, que se sepa: en esta crisis, Tabasco va más rápido.
A propósito del mes del orgullo, como dice la comunidad: “no se ataque”, solo estoy reflexionando. 🏳️🌈
Cordial saludo.
