El emblemático hotel nació con el auge del turismo de playa, impulsado por Miguel Alemán Valdés. Su nombre proviene del kimbundú y evoca refugio afro-portugués, dejando huella en la historia cultural del país.
Julio Domínguez Balboa/Ultimátum
Su nombre seguramente es herencia cultural de las personas de origen africano que, como esclavos, poblaron la zona en la que se ubica. Algunos historiadores afirman que “Mocambo” es un término afro-portugués de origen kimbundú (mokambu, mukambu), que significa “choza” y por, extensión, “refugio” o “pueblo de negros”. Mocambo era también un barrio céntrico de Lisboa, cuya calle principal lleva todavía ese nombre.
La historia del hotel arranca al mismo tiempo que la del turismo de playa en México. Cuando los primeros establecimientos enfocados a visitantes en traje de baño nacían en Acapulco, el futuro presidente mexicano, el veracruzano Miguel Alemán Valdés, tuvo la idea de hacer lo propio en su estado natal, el cual gobernaba en esos años, y adquirió un terreno frente a la playa Mocambo, para construir ahí un hotel-casino en la colina más alta, alejado del bullicio del puerto, que pudiera atraer a los ricos y famosos.
La construcción del nuevo establecimiento comenzó en 1938, a cargo del arquitecto español Jesús Martí Martín, quien, antes de haber llegado a México con exiliado a causa de la Guerra Civil Española, había formado parte de la arquitectura madrileña de vanguardia en la década de los treinta.
Con el objetivo de aprovechar las cálidas temperaturas del puerto, Martí (quien por esa época se encontraba también diseñando el Casino de la Selva en Cuernavaca) ideó un edificio de inspiración mozárabe, pero con fuertes tendencias regionalistas, El hotel se erigió de tal manera que la brisa marina pudiera refrescar el recinto, y sus huéspedes pudieran gozar de inigualables vistas sobre la playa. La recepción, el restaurante y el pasillo que conducía a las habitaciones, giraban en torno a una enorme terraza.
La idea original del casino fue abandonada y el Hotel Mocambo fue inaugurado en 1939. El éxito del nuevo recinto, considerado como el primer gran hotel de playa de toda la República Mexicana, fue inmediato.
Estrellas del cine, del espectáculo y de la alta sociedad comenzaron a frecuentar el Mocambo, rodeados la mayoría de las veces por otros famosos artistas, toreros, políticos, actores y hombres de negocios. El Mocambo se usó también como set de filmación.
En 1946, comenzó la primera ampliación, a cargo del valenciano Enrique Segarra, otro arquitecto, también español, que se había afincado en Veracruz tras huir de la España franquista. Segarra diseñó una serie de entrepisos que, además, alojan el que probablemente sea el espacio más icónico del hotel: la alberca techada con su techo sostenido por capiteles en forma de palmeras. El valenciano ideó además una fachada circular adornada con enormes ventanales, que da la impresión de parecer un barco navegando en la bahía de Boca del Río. El valenciano supervisó asimismo la construcción de otra piscina, pero ésta al aire libre en la parte más baja del montículo.
Hoy en día, a casi 90 años desde su inauguración, el Mocambo ha quedado oculto entre las altas torres de departamentos y los modernos centros comerciales que, en los últimos años, han brotado a lo largo del municipio de Boca del Río. Sin embargo, parece que justamente por eso, el hotel —que en su momento marcó el inicio de la arquitectura y el desarrollo hotelero moderno en el puerto— resguarda ese Veracruz hermoso y provinciano que tanto encanta.
Además, se mantienen intactas sus majestuosas escaleras y remates de cantera, así como sus pasamanos de bronce, sus arañas de cristal cortado, sus pisos de mármol y sus espectaculares vistas sobre Veracruz, una experiencia que bien vale la pena ser vivida.

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