Tras el llamado de atención del gobernador, el alcalde Mario Guillén respondió con una imagen digital, pero no hay proyecto ejecutivo ni avances reales en la rehabilitación del Rastro Nueve Estrellas.
REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez
EL RENDER Y LA SIMULACIÓN
Hay una regla no escrita en la política chiapaneca: cuando no hay proyecto, se presume un render. Y eso fue exactamente lo que ocurrió con el Rastro Nueve Estrellas de Comitán.
Días después de que el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar exhibiera públicamente el atraso en la rehabilitación del rastro, el alcalde Mario Antonio Guillén Domínguez, conocido como El Señor Fox, respondió con una publicación: sostuvo que ya había reunión de trabajo, que se coordinaban esfuerzos, que todo iba bien. Pero la verdad es que no existe proyecto ejecutivo, solo hay una imagen digital bonita, como esas que se usan para vender terrenos que aún no tienen ni drenaje.
Nada ha comenzado, pero todo parece listo… en papel.
SILENCIO INSTITUCIONAL Y PATRIMONIO PERSONAL
Me cuentan —y no es un rumor cualquiera— que en el Ayuntamiento se giró la instrucción de no dar entrevistas a medios. Que ningún funcionario municipal declare nada sin su venia. Como si la voz del pueblo pudiera controlarse desde el escritorio. Como si la rendición de cuentas fuera opcional.
Y mientras callan los funcionarios, hablan los hechos: la compra de la Hacienda de Mario Uvence, convertida ahora en sede de eventos del edil; la acumulación de propiedades en el barrio de La Pila, donde — dicen— solo le falta comprar la iglesia. Ya tiene las casas emblemáticas, ya tiene el control político, y ahora hasta se presume con pretensiones celestiales.
Dicen que aspira a ser diputado federal, y que cuando eso ocurra, todo está ya previsto en su libreto: su pareja —aunque nieguen seguir juntos—, la regidora Estrella Yamileth Molina Guerra, se quedaría como su suplente. El idilio político perfecto.
FOX Y EL ESPEJO DEL PODER
El gobernador fue claro al exhibirlo. No hubo nombre propio, pero todos en Chiapas —y sobre todo en Comitán— entendieron la indirecta directa: “Tengo el dinero, tengo todo listo, estoy en los tiempos del municipio.” La sentencia cayó como piedra en el agua estancada del ayuntamiento. No hubo más qué decir. El Fox quedó funado.
Lo que vino después fue un intento desesperado por corregir la narrativa. Pero no se corrige lo que no existe. El pueblo no come render. Los introductores necesitan rastro, no discursos. La imagen bonita en redes no sustituye la carne colgada ni el proceso sanitario.
El que nada debe, nada teme, tituló alguna vez el propio alcalde. Pero cada vez más voces preguntan: ¿y si sí debe? Porque cuando se callan las áreas de comunicación, cuando se controla a los regidores, cuando se acomodan las suplencias sentimentales y cuando las propiedades crecen más que las obras públicas… el silencio se vuelve ruido.
EPÍLOGO: ¿PARA QUIÉN GOBIERNA?
La gente no pide milagros. Pide respeto. Pide obras reales. Pide transparencia. Y en Comitán, lo que están viendo es otra cosa: un proyecto político que se construye como se acumulan las casas: con poder, con dinero, con alianzas convenientes… y con mucho silencio.
Señor Fox: el barrio no olvida. El pueblo observa. Y el gobernador ya lo dijo frente a cámaras.
El fuero no es blindaje. Y los renders, por más bonitos que estén, no tapan la inacción.
Cordial saludo.
