Mientras el estado destituye a funcionarios señalados, el municipio guarda silencio.
Ramiro Trejo/Ultimátum
La reciente designación de Bárbara Altúzar Galindo como nueva titular del Instituto del Deporte del Estado de Chiapas (Indeporte) fue interpretada como una respuesta contundente del gobierno estatal ante la denuncia por presunto acoso sexual contra menores que involucra a Adonaí Sánchez Osorio, quien hasta hace unos días ocupaba ese cargo.
Contrario a este mensaje, en el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, las denuncias por acoso y abuso han sido sistemáticamente ignoradas. Maximiliano García Betanzos, director del Instituto del Deporte Tuxtleco (Indetux), ha sido señalado desde al menos 2015 por presuntos actos de acoso, violencia y abuso de poder contra mujeres deportistas.
Uno de los casos más visibles es el de Carolina Morales, quien rompió el silencio y denunció que fue víctima de acoso y agresiones físicas por parte de García Betanzos desde que tenía 14 años. Además, aseguró que el funcionario la difamó públicamente al insinuar una relación íntima cuando ella aún era menor de edad.
A pesar de los señalamientos y testimonios, García Betanzos no solo no ha sido investigado, sino que continúa al frente del Indetux, con control sobre parques y espacios deportivos de la capital, como el parque del Oriente, Caña Hueca, Fundamat, Patria Nueva, entre otros.
Diversas fuentes denuncian que el funcionario mantiene una actitud misógina, rodeado de empleadas jóvenes, y que ha convertido los espacios deportivos en negocios particulares mediante el cobro de cuotas por el uso de canchas.
La administración de Ángel Torres Culebro ha incumplido su promesa de rescatar espacios públicos con perspectiva de género. A ojos de colectivos feministas y ciudadanía, el silencio frente a estas denuncias contrasta con el discurso institucional que presume cero tolerancia a la violencia contra las mujeres.

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