Adriana y el príncipe Filiberto: entre títulos simbólicos y un amor real... o casi.
PALABRA DE DUQUE/Por El Duque de Santo Ton
La mexicana Adriana Abascal hizo público su noviazgo con el príncipe Filiberto de Saboya, actual jefe de la Casa Real Italiana, un cargo intrascendente ya que el reino de Italia dejó de existir desde 1946, lo cual no es impedimento para que Adriana se sienta soberana del Piamonte, aunque el príncipe siga casado con la actriz francesa Clotilde Courau, madre de sus dos hijas, y no tenga acceso a la fortuna de los últimos reyes de Italia.
Desde su nacimiento en Veracruz, Veracruz, el 31 de octubre de 1970, Adriana Abascal se hizo notar por su belleza. Al igual que lo hizo Salma Hayek, esta chica creció en la clase media jarocha y ha logrado trepar en la escala social con mucha lucidez.
Su encantó la llevó a ser coronada como Señorita Veracruz y Miss México en 1988, un año más tarde quedó entre las finalistas en Miss Universo.
En México se recuerda que después de ser reina de belleza, esta bella dama inició un romance con el empresario Emilio Azcárraga Milmo, entonces presidente del Grupo Televisa, quien estaba casado y era casi 40 años mayor que ella.
Esa relación con el Rey Midas del espectáculo electrónico le permitió acercarse al mundo de los medios de comunicación, en Televisa, que entonces era la cadena de televisión de habla hispana más importante de Iberoamérica. Como mujer del patrón, la bella incursionó en la actuación y más tarde en la producción de telenovelas, además ser modelo y dueña del corazón del jefe de jefes, “El Tigre” Azcárraga. Su relación se prolongó ocho años más hasta la muerte del magnate en 1997.
Adriana fue incluida en el testamento del “Tigre”, lo que la colocó en un plano ventajoso para negociar con la familia del difunto, para luego marcharse a España y disfrutar de sus ahorros y su legado. En Europa volvió a darle otra oportunidad al amor junto al español Juan Villalonga, antiguo director ejecutivo de “Telefónica”, con quien se casó en 2001 y con quien tuvo a sus tres hijos: Paulina, Diego y Jimena. Cabe mencionar que cuando Adriana conoció a Villalonga, él estaba casado, tenía hijos y le fue presentado por el mismo Azcárraga antes de morir.
El romance que causó revuelo entre las altas esferas madrileñas por la controvertida personalidad de Adriana, que no terminaba de encajar en un entorno tan conservador. La boda civil se realizó en la espectacular mansión de la novia en Beverly Hills, California, y después de varios altibajos, el matrimonio terminó en divorcio en 2009.
Tiempo después, en 2012, llegaría a su vida otro hombre casado y con hijos, el empresario inmobiliario francés, Emmanuel Schreder, con el que ella contraería nupcias tan solo un año después para inmediatamente trasladarse a París, donde la pareja vivió hasta su separación en 2022.
De manera paralela a su vida sentimental, Adrianaencontró una pasión por el diseño de moda al crear su propia firma de zapatos de lujo llamada Skorpios.
Actualmente, tras un breve noviazgo con el galerista belga Max Falkeinstein, sale a la luz la relación entre Adriana Abascal y el nieto del último rey de Italia, Filiberto de Saboya, descendiente colateral de la emperatriz Carlota de México, se ha mostrado públicamente enamorado de Adriana, lo que los ha consolidado como una de las parejas más sorpresivas del 2025. Como siempre, la vida le sonríe a esta linda veracruzana que no sabe dar marcha atrás.

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