Canasteras del centro de Tuxtla luchan contra el calor y la indiferencia. El Ayuntamiento no les apoyo ni reconoce.
Ramiro Trejo/Ultimátum
En el primer cuadro de la ciudad laboran diariamente las vendedoras tradicionales conocidas como canasteras, quienes ofrecen productos típicos de la región para sostener, con esfuerzo y dignidad, a sus familias.
Desde las nueve de la mañana, estas mujeres recorren el centro de Tuxtla Gutiérrez con sus canastas llenas de dulces elaborados en distintos puntos de la capital e incluso de San Cristóbal de Las Casas. No solo enfrentan el inclemente calor que azota a diario a la ciudad; también cargan con un enemigo mayor: el Ayuntamiento capitalino.
Las canasteras son constantemente amedrentadas por elementos de la policía municipal y fiscales del Ayuntamiento, quienes —según denuncian— les exigen cumplir con cuotas que muchas veces no pueden pagar debido a las bajas ventas.
Gracias a la intervención del regidor Miguel Ángel Zárate Izquierdo, su causa fue finalmente escuchada en el Cabildo, donde se planteó su petición con el respaldo de testimonios que dan cuenta de puertas cerradas, indiferencia institucional y hostigamiento.
Como era de esperarse, la respuesta del presidente municipal Ángel Torres fue la de siempre: evasiva y reciclada. Ante el reclamo legítimo de las canasteras, el edil soltó su ya conocida frase: “Ya estamos tomando cartas en el asunto”.
Lo que en realidad se percibe, es que el alcalde prefiere hostigar a estas humildes mujeres mediante la persecución de fiscales, antes que enfrentar los problemas reales que aquejan a la capital chiapaneca: inseguridad, ambulantaje desbordado, deficiencias en los servicios y abandono urbano.

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