Se recomienda acudir al SAT o con especialistas colegiados para regularizar la situación fiscal y acceder a incentivos.
Alfredo Pacheco/Ultimátum
No estar registrado ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) ni contar con un Registro Federal de Contribuyentes (RFC) no significa que una persona no pague impuestos; sin embargo, sí implica perder incentivos fiscales y el acceso a programas de apoyo para emprendedores y pequeños empresarios, advirtió Sandra Luz Carvajal Magaña, presidenta de la Academia de Derecho Fiscal del Estado de Chiapas.
“Todos pagamos impuestos. Por ejemplo, cuando compras un par de zapatos y no pides factura, dentro del precio ya está incluido el IVA, que la empresa debe enterar al SAT. El problema es que, al no formalizarse, las personas se privan de beneficios como el acceso a créditos o apoyos de la Secretaría de Economía”, explicó.
De acuerdo con datos nacionales, alrededor del 70 % de la población ocupada se encuentra en la informalidad, lo que representa un impacto significativo tanto en la recaudación fiscal como en el desarrollo económico del país.
Carvajal Magaña destacó que, a raíz de la pandemia, ha incrementado el interés de personas físicas y morales por regularizar su situación fiscal, en parte debido a los mecanismos que ha implementado la autoridad hacendaria para detectar ingresos no declarados.
La especialista recomendó a quienes deseen incorporarse al régimen formal que acudan al SAT o busquen asesoría de profesionales registrados en colegios o asociaciones reconocidas, ya que estas organizaciones cuentan con mecanismos de supervisión que garantizan la calidad del servicio ofrecido.
“La informalidad no solo afecta a la economía nacional, sino que perjudica directamente a quien la practica, porque limita su acceso a financiamientos, apoyos y mecanismos de crecimiento empresarial”, concluyó.

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