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Home Opiniones COLABORACION INVITADA

¿Por quién votan los mexicanos: por la persona o por el partido?

4 de agosto de 2025
in COLABORACION INVITADA, Opiniones
En México, el voto ha dejado de ser solo partidista. Figuras como AMLO muestran que el carisma y la confianza personal pesan tanto como las siglas. El hartazgo y la esperanza han hecho que cada vez más ciudadanos voten por quien creen, no por lo que representa su partido.

En México, el voto ha dejado de ser solo partidista. Figuras como AMLO muestran que el carisma y la confianza personal pesan tanto como las siglas. El hartazgo y la esperanza han hecho que cada vez más ciudadanos voten por quien creen, no por lo que representa su partido.

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En México, el voto ha dejado de ser solo partidista. Figuras como AMLO muestran que el carisma y la confianza personal pesan tanto como las siglas. El hartazgo y la esperanza han hecho que cada vez más ciudadanos voten por quien creen, no por lo que representa su partido.

COLABORACIÓN INVITADA/EnriquetaBurelo

En cada jornada electoral, la misma pregunta resuena entre analistas, ciudadanos y candidatos: ¿votan los mexicanos por la persona o por el partido? La respuesta, como muchas cosas en la política nacional, no es sencilla. Está matizada por el contexto, la región, la historia y, cada vez más, por el descontento o la esperanza. 

Durante décadas, el voto en México fue eminentemente partidista. El PRI, por ejemplo, no necesitaba tanto de candidatos carismáticos como de una estructura que garantizaba presencia, movilización y votos. Las lealtades eran heredadas, los colores se respetaban casi con devoción y el ciudadano común tenía poco margen para diferenciar entre la figura del partido y la del político. 

Sin embargo, en las últimas décadas esto ha cambiado. Con la alternancia del poder, la proliferación de partidos y la desilusión con las grandes estructuras, el voto por la persona ha cobrado fuerza. Figuras como Andrés Manuel López Obrador, que ha arrastrado votos más allá de las siglas que lo han acompañado, o candidaturas independientes que han logrado capitalizar el hartazgo ciudadano, dan cuenta de una tendencia: muchos mexicanos están dispuestos a seguir a una persona en la que creen, aunque su partido no los convenza del todo. 

No obstante, no se puede hablar de una generalización. En amplias zonas del país, sobre todo donde el acceso a la información es limitado o donde las estructuras clientelares siguen activas, el partido sigue siendo el principal referente. Las despensas, los liderazgos locales, los compromisos históricos o incluso el miedo siguen inclinando la balanza hacia ciertos colores. 

En las grandes ciudades, donde el votante está más expuesto a redes sociales, debates y medios alternativos, la figura del candidato tiene mayor peso. Ahí se valora más el perfil, la trayectoria, las propuestas e incluso el carisma. Pero, aun así, el respaldo de un partido fuerte puede ser determinante. 

También es importante considerar el papel de la decepción. Muchos ciudadanos votan “en contra” de un partido más que “a favor” de una persona. El voto de castigo, que ha derrumbado hegemonías en diferentes momentos, demuestra que la racionalidad política en México es más compleja de lo que aparenta. 

Entonces, ¿por quién votan los mexicanos? La respuesta está en el cruce de dos caminos: la figura que logra conectar emocionalmente con el electorado y el partido que tiene la maquinaria para movilizar, convencer o incluso presionar. En un país con profundas desigualdades sociales y políticas, el voto no siempre es libre ni informado, pero sí profundamente significativo. 

Tal vez la pregunta correcta no sea si votamos por la persona o por el partido, sino qué necesitamos como ciudadanos para que el voto sea cada vez más consciente, informado y libre de presiones. Solo así dejaremos de elegir entre lo menos malo y empezaremos a votar por lo verdaderamente necesario. 

enriquetaburelomelgar@gmail.com 

En México, el voto ha dejado de ser solo partidista. Figuras como AMLO muestran que el carisma y la confianza personal pesan tanto como las siglas. El hartazgo y la esperanza han hecho que cada vez más ciudadanos voten por quien creen, no por lo que representa su partido.
En México, el voto ha dejado de ser solo partidista. Figuras como AMLO muestran que el carisma y la confianza personal pesan tanto como las siglas. El hartazgo y la esperanza han hecho que cada vez más ciudadanos voten por quien creen, no por lo que representa su partido.

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