Tras un sexenio de miedo e inseguridad, Eduardo Ramírez colocó la paz como prioridad y creó la Fuerza Pakal, cuerpo élite que opera con estrategia y resultados. Su meta: blindar el estado con acciones firmes y presencia efectiva en todo el territorio.
TAROT POLÍTICO/Amet Samayoa Arce
No hace mucho, en Chiapas se vivía con la respiración contenida. Bajo el gobierno de Rutilio Escandón Cadenas -hoy cónsul honorario de la pasividad-, la inseguridad creció en forma desmesurada y escandalosa, disfrazada de la versión oficial de que “todo en calma”. La calma no se declara, se siente… y al cierre del sexenio de “abrazos no balazos”, se respiraba psicosis de miedo, narcomantas, levantones, cuerpos mutilados, violencia en carreteras, despojo de vehículos, ingreso a negocios y ranchos, cobro de derecho de piso, etc, etc. etc. Y la autoridad bien gracias!. Hoy, la historia es distinta. Con la llegada de Eduardo Ramírez Aguilar, el tema de la seguridad no se dejó a la deriva ni se guardó en la indiferencia ni en las excusas. Desde el primer minuto, el gobernador trabajó por la paz, porque la paz es el capital político más valioso que cualquier megaobra. Para blindar al estado, no apostó solo a la retórica: creó y desplegó la Fuerza Pakal, un cuerpo de élite que opera con estrategia, coordinación y resultados tangibles. Lo hizo con determinación, con valor, sin miedo.
ERA no se distrae, se da por bien servido
Por ello sorprender indigna que el departamento de estado de Estados Unidos de Norteamérica coloque a Chiapas en tercer lugar de peligrosidad de México; que no vengan a Chiapas y aduce terrorismo y delincuencia. Usted da crédito a esa versión tomada desde los escritorio a miles y miles de kilómetros de nuestra tierra? Las estadísticas no mienten: Chiapas se mantiene entre los estados con menor incidencia delictiva en el país. No es casualidad, es consecuencia de operativos focalizados, patrullajes permanentes y presencia disuasiva en puntos donde antes la autoridad brillaba por su ausencia. Las carreteras que hace menos de un año, se transitaban con pavor, hoy vuelven a ser rutas de trabajo y turismo. Las cabeceras municipales han recuperado la vida nocturna que la zozobra había apagado. Mientras el pueblo de Chiapas se sienta seguro y en paz, el gobernador se da, sin duda, por bien servido y no se distrae en datos y propalacion de versiones fuera de contexto. Esa ha sido la brújula de la Nueva ERA: devolverle a la gente la tranquilidad de caminar sus calles, visitar sus comunidades y recibir a sus visitantes sin miedo. Claro, todavía hay retos. Ningún estado está blindado contra todos los riesgos. Pero es cuestión de tiempo para que la recuperación de la paz se consolide y se convierta en un nuevo estándar de gobernabilidad. El camino esta trazado. En los años recientes, Chiapas ha pasado de la psicosis a la vigilancia activa, del abandono a la presencia permanente, del rumor de violencia al reporte de detenciones. La seguridad no es un logro menor; es la base sobre la que se puede hablar de desarrollo, inversión y bienestar. Eduardo Ramírez lo ha entendido y lo ha puesto como prioridad real.
De Tarot y Adivinanza
Está usted de acuerdo que las estadísticas no mienten? Es cuestión de tiempo … Servidos.
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