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El futuro de Chiapas es la alternacia

20 de agosto de 2025
in Opiniones
En 2025, Chiapas sigue sin haber tenido una mujer al frente del gobierno, pese a que la paridad es ya un mandato constitucional. Mientras otros estados han dado el paso, aquí persiste la inercia política masculina.

En 2025, Chiapas sigue sin haber tenido una mujer al frente del gobierno, pese a que la paridad es ya un mandato constitucional. Mientras otros estados han dado el paso, aquí persiste la inercia política masculina.

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En 2025, Chiapas sigue sin haber tenido una mujer al frente del gobierno, pese a que la paridad es ya un mandato constitucional. Mientras otros estados han dado el paso, aquí persiste la inercia política masculina.

REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez

Este día, en una plática casual, salió a flote una verdad incómoda: en Chiapas nunca ha gobernado una mujer. En pleno 2025, en un país donde la paridad ya no es discurso sino mandato constitucional, nuestra entidad sigue arrastrando una inercia política profundamente masculina, vertical y cerrada. Veracruz lo logró. La Ciudad de México también. Campeche, Baja California, Quintana Roo, Tlaxcala y Guerrero tienen ya su propia historia de alternancia de género. ¿Y Chiapas?
Aquí, no. Aquí se sigue jugando con el viejo manual del poder. Ese donde se heredan estructuras, donde se fabrican candidaturas a puerta cerrada, y donde el género —cuando entra en juego— es solo para rellenar una cuota, no para abrir paso a una verdadera transformación.
Pero el 2030 no está tan lejos como parece. El camino hacia la siguiente gubernatura ya se está trazando. Y Morena, si en verdad quiere seguir siendo un partido hegemónico, tendría que pensar en una figura femenina. No en una improvisada. Tampoco en una reciclada. Mucho menos en una que dependa del dedazo de un cacique. Se requiere una mujer con trayectoria propia, con liderazgo probado, con visión de Estado. Una mujer que no necesite de padrinos para pararse con fuerza ante el pueblo chiapaneco.

¿Y QUIÉN MANDA?

Eduardo Ramírez lo sabe. El gobernador se ha movido con astucia en las esferas del poder. Conoce los códigos. Lee el tablero. No improvisa. No es, en lo absoluto, como Rutilio Escandón, que pasó por la gubernatura sin dejar huella, como un espectador más de su propio sexenio. Ramírez, en cambio, se juega su legado. Y parte de ese legado será, inevitablemente, la decisión sobre su sucesión.
¿Será capaz de abrir el diálogo sobre una posible candidata mujer? ¿Estará dispuesto a soltar la pluma para que Chiapas escriba una historia distinta? No se trata de imponer una cuota de género ni de responder a una moda. Se trata de justicia histórica. De reconocer que Chiapas necesita nuevas voces, otras miradas. Y sí, necesita una mujer que no esté moldeada por las mañas del sistema.
Porque ya basta de reciclar nombres. Ya basta de ver en las candidaturas femeninas una forma de disfrazar las mismas estructuras. Chiapas necesita una mujer que no sea producto del viejo cacicazgo priísta o de la élite morenista que solo cambió de camiseta, pero no de prácticas. Necesita una mujer que venga del esfuerzo, de la calle, de la lucha política con ética, con causas, con identidad propia. Una mujer que no sea títere de nadie, ni cómplice del pasado.

EL RETO: ROMPER CON AMLO

Y si de retos hablamos, hay uno del que pocos se atreven a hablar: el lastre que representa la sombra de Andrés Manuel López Obrador. Chiapas fue uno de sus bastiones más fieles. Pero también, uno de los más decepcionados. AMLO no dejó aquí una transformación, sino una simulación. Y en ese teatro de apariencias, dejó sembrados nuevos caciques con ropaje de izquierda, pero mañas de siempre.
El obradorismo no dejó una nueva clase política, sino una clase reciclada: los mismos de antes, pero ahora diciendo “primero los pobres”. Chiapas merece romper con ese hechizo. Quitarle al futuro esa salación que heredó de quien vino, prometió mucho y dejó poco.
Para que haya una verdadera alternancia en 2030, hay que empezar desde ya. Las elecciones intermedias de 2027 serán clave. No solo marcarán el rumbo del actual gobernador y sus aspiraciones, sino también pondrán a prueba la congruencia de un movimiento que dice ser de transformación.
Chiapas necesita abrir la conversación. Dejar de pensar en el poder como una herencia entre hombres. Y comenzar a identificar a esas mujeres que ya están listas, que ya construyen desde otros espacios, que no vienen con etiquetas impuestas ni con alianzas vergonzosas.
El futuro de Chiapas no puede ser una copia del pasado. Y si va a ser femenino, que sea auténtico. Que no sea el género la novedad, sino la dignidad de quien gobierne. Porque de discursos está harta la gente. Lo que se necesita es una mujer que rompa con el molde. No una que lo perpetúe con tacones.

Cordial saludo.

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