En vísperas
Juan Carlos Gómez Aranda/Ultimátum
A inicios del próximo mes iniciará la revisión del Tratado Comercial de México con Estados Unidos y Canadá, fecha coincidente con la de hace 39 años, cuando su principal impulsor fue nominado candidato a la presidencia de la República. Fue el 8 de octubre de 1986 cuando Carlos Salinas, en medio de una crisis económica con secuelas sociales que obligó al gobierno a realizar ajustes estructurales, fue designado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) su abanderado para el relevo presidencial. El período del neoliberalismo económico recién iniciaba con el ingreso de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT).
El arranque del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) en enero de 1994 concurrió con una serie de acontecimientos que condicionaron su recepción social y política, por lo que comenzó “con el pie izquierdo”. El levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, el mismo día en que entró en vigor el tratado, evidenció las tensiones estructurales entre el proyecto de modernización económica impulsado por el gobierno federal y las profundas desigualdades sociales, particularmente en las comunidades indígenas. A ello se sumaron la crisis de legitimidad provocada por el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio en marzo y, hacia el cierre del año, la severa crisis financiera. Estos hechos revelaron que la apertura comercial, lejos de desarrollarse en un contexto de estabilidad institucional, se estableció en medio de conflictos políticos y sociales que cuestionaron la promesa de que la liberalización económica conduciría automáticamente al desarrollo y la cohesión social.
Ha corrido desde entonces mucha agua bajo el puente: crecieron las inversiones y se orientó la producción hacia las manufacturas para exportación; se realizaron reformas estructurales para atraer capitales y después algunas se revirtieron; aumentó como nunca la recepción de remesas; se incrementó la relocalización de cadenas productivas y la integración industrial con Estados Unidos que ha llevado a que nuestro país sea su socio principal. Con la inédita elección directa de ministros vivimos un naciente Poder Judicial que enfrenta el reto inmediato de desmontar dependencias y demostrar autonomía y, en el aspecto social, se rompieron mitos con el aumento del salario mínimo y se amplió el espectro de los apoyos gubernamentales directos a importantes segmentos de la población.
En el terreno político, ocurrió la alternancia con la conclusión del monopolio de siete décadas del PRI y llegó a la presidencia de la República el PAN, posteriormente regresó el tricolor y hoy Morena mantiene la presidencia con la primera mujer en ese cargo en la historia, la mayoría de las gubernaturas y alcaldías en todo el país. Este dominio político es visto por algunos como un regreso al pasado, pero para otros: en él se construyen las bases de un nuevo régimen, aprovechando –como en el judo– la fuerza de los cambios democratizadores del país promovida desde el poder o alcanzada a fuerza de votos.
Mientras observamos como la presidenta Sheinbaum capotea tempestades provocadas por las tensiones comerciales con nuestro vecino del norte por barreras arancelarias y no arancelarias, el contrabando de armas y la agenda migratoria, para México se avecinan otros frentes después que anunció la imposición de aranceles a las importaciones de varios países como China y otros con los que México no tiene tratado comercial, como una de las líneas del Plan México que busca fortalecer el mercado interno y sustituir importaciones.
Muy relevante y plausible es que hoy menos personas están en pobreza y creció el ingreso de las familias, sacando de esta condición a 13.4 millones de mexicanos. Sin embargo, persisten retos: dependencia de exportaciones, débil recaudación fiscal, cuellos de botella para el crecimiento económico como problemas en infraestructura de agua y energía, desigualdad social, emigración, rezago rural y en seguridad.
EDUARDO RAMÍREZ AVANZA EN CHIAPAS
A nueve meses de iniciado su gobierno priorizando la restauración de la paz mediante medidas de prevención, disuasión y combate al crimen que prevalecía en importantes regiones del estado, atendiendo el rezago educativo, acciones puntuales desde lo local en defensa del medio ambiente con un programa de microcuencas y el inicio de la construcción de la Carretera de las Culturas que comunicará a Palenque con San Cristóbal de Las Casas, en este momento el Gobernador Eduardo Ramírez dirige sus esfuerzos en la atención de los municipios con más desigualdad, la rehabilitación de la red de carreteras estatales abandonadas muchos años y, en materia de salud, ya se alcanzó el 80% en el abasto de medicamentos, reducir los casos de dengue también en 80%, en comparación con año 2024 y obtener el segundo lugar nacional en vacunación.
Falta mucho por hacer, es apenas el principio aplicando la fórmula de focalización de presupuestos, ejercicio eficaz, austero, transparente y practicando la mayor coordinación y suma de recursos con los gobiernos municipales y el federal. La convicción del gobierno de la nueva ERA es no bajar la guardia en ningún sector y tener presente que el tiempo apremia.
Twitter: @JCGomezAranda
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