Silvia Ramos Hernández, aclaró que no existe peligro eruptivo en Chiapas
Eric Ordóñez/Ultimátum
La vulcanóloga Silvia Ramos Hernández afirmó que el volcán Chichón se encontraba en estado de normalidad y bajo semáforo verde, pese al enjambre de microsismos que generó inquietud social en meses recientes. En entrevista con Diario Ultimátum, precisó que la actividad detectada correspondió al comportamiento esperado de un volcán activo y joven, descartando una erupción inminente.
Recordó que, tras la erupción de 1982 —catalogada como la más catastrófica en América Latina en el siglo pasado—, Chiapas gestionó la instalación de un sistema de monitoreo sísmico y geoquímico, lo que permitió seguir de manera permanente la evolución del cráter. En 2004 se creó un centro de vigilancia con apoyo del Cenapred, y en 2009 se fortaleció con estaciones sísmicas tanto en el Chichón como en el Tacaná. “La microsismicidad observada fue pequeña, de magnitudes entre 1 y 2, propia de un volcán activo, pero no un signo de alarma”, puntualizó.
La especialista explicó que este tipo de eventos suelen originarse por fracturas internas, circulación de fluidos, emanaciones de gases y la interacción entre aguas de lluvia y termales. “Son señales de un sistema vivo, dinámico, pero no equivalen a una reactivación eruptiva”, enfatizó. Añadió que la coloración variable del agua en el cráter —a veces verdosa, azulada o casi ausente— refleja cambios naturales en el sistema hidrotermal.
Ramos Hernández destacó el trabajo del Comité Científico, integrado por investigadores de universidades locales, la UNAM, el Servicio Sismológico y el Cenapred, que evaluó los registros recientes y concluyó que la actividad ha ido disminuyendo. “Hoy podemos confirmar que el Chichón mantiene condiciones de estabilidad”, afirmó.
Subrayó también el papel de la academia en la preparación local. Desde la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH) se abrió la Licenciatura en Ciencias de la Tierra y, más tarde, la Maestría en Gestión de Riesgos y Cambio Climático. Estas carreras han permitido formar recursos humanos locales en vulcanología, sismología y gestión de desastres, áreas en las que Chiapas es altamente vulnerable. En 2014 se realizó el primer simulacro comunitario en Chapultenango, lo que marcó un precedente en la preparación social ante riesgos volcánicos.
Respecto al volcán Tacaná, detalló que su comportamiento ha sido estable. “Es un sistema cerrado, con domos y manantiales termales monitoreados, pero no ha mostrado señales preocupantes”, dijo. Junto con el Chichón, forman parte de los cinco volcanes de prioridad nacional en México, junto al Popocatépetl, Pico de Orizaba y Colima.
La investigadora valoró el despliegue institucional reciente —que incluyó la visita de autoridades de Protección Civil nacional y estatal— para revisar rutas de evacuación, puestos de auxilio y capacidad hospitalaria. Reconoció que estos ejercicios, aunque generan inquietud entre comunidades, son indispensables para reforzar la preparación y la comunicación en torno al riesgo volcánico.
En otro momento, Ramos Hernández abordó la aparición recurrente de “culebras de viento” en San Cristóbal de Las Casas. Explicó que estos fenómenos obedecen a la interacción entre el calor urbano, la humedad de las montañas y corrientes de aire frío, en un contexto agravado por deforestación y cambio climático. “Antes los tornados menores se quedaban en las orillas, ahora llegan a la zona urbana, y la población debe comprender el riesgo de observarlos de cerca”, advirtió.
Asimismo, alertó sobre la erosión y los deslaves en la Sierra Madre de Chiapas, como el ocurrido recientemente en La Concordia. Precisó que la deforestación y la agricultura en terrenos no aptos aumentan la vulnerabilidad de comunidades. “La sedimentación reduce la capacidad de ríos y presas, y cada tormenta provoca desbordamientos más rápidos”, señaló, llamando a fortalecer las microcuencas y evitar asentamientos al pie de laderas inestables.
La académica también reflexionó sobre la necesidad de una política universitaria sustentable. Anunció la organización de un foro de rectoras y rectores sobre sostenibilidad y cambio climático, donde se impulsará la integración de prácticas ambientales en las instituciones educativas, desde el uso de energías limpias y reducción de plásticos, hasta currículos que incluyan formación en sostenibilidad para todos los egresados. “Si la universidad no es ejemplo, no puede ser referente en la región”, afirmó.
Finalmente, envió un mensaje a las comunidades cercanas al volcán Chichón: “La población debe estar tranquila, el volcán está bajo vigilancia constante, en semáforo verde y dentro de parámetros normales”. Reiteró que la ciencia, la prevención y la educación son pilares para enfrentar riesgos naturales en Chiapas, un territorio donde convergen volcanes, sismos, lluvias extremas y el cambio climático.
