Denunciaron desorganización y posible riesgo sanitario.
Carlos Trujillo/Ultimátum
La Carrera Tuchtlán, promovida por el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, terminó marcada por denuncias de desorden, inconformidades y advertencias de un posible riesgo sanitario que empañaron lo que debía ser una fiesta deportiva.
Participantes relataron que al llegar a la meta no existía personal que indicara hacia dónde dirigirse, lo que provocó aglomeraciones y reclamos hacia las autoridades. “Muchos empezaron a exigir y a comentar que no estaba bien organizado. Yo mejor me salí porque no me gustan los conflictos, pero sí hubo un momento de bastante descontrol”, narró un asistente.
Las medallas, que presuntamente serían entregadas únicamente a los inscritos, fueron repartidas sin control por personal militar. Hubo corredores que recibieron más de un reconocimiento, lo que generó molestia entre quienes habían pagado su registro.
A la falta de logística se sumó un señalamiento más delicado: el Instituto del Deporte Tuxtleco (Indetux) planeaba distribuir agua embolsada que habría permanecido almacenada por más de un mes, lo que representaría un riesgo de intoxicación para cerca de 10 mil corredores.
Fuentes consultadas advirtieron que el agua embotellada usada en este tipo de competencias tiene caducidad limitada y, si es almacenada en condiciones inadecuadas, puede perder su inocuidad. De confirmarse, el ayuntamiento encabezado por Ángel Torres pondría en riesgo la salud de los participantes, con responsabilidad directa sobre Maximiliano Betanzos, director del Indetux.
Lo que debía ser una jornada de orgullo capitalino terminó convertida en un cúmulo de quejas, donde la desorganización y la sombra de un posible problema sanitario cuestionan la capacidad del ayuntamiento para organizar este tipo de eventos masivos.

			
			