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UNACH abrió área de disidencias

24 de septiembre de 2025
in ENTREVISTA
Creó espacios para poblaciones diversas y fortaleció acciones con enfoque de derechos.

Creó espacios para poblaciones diversas y fortaleció acciones con enfoque de derechos.

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Creó espacios para poblaciones diversas y fortaleció acciones con enfoque de derechos.

Eric Ordóñez/Ultimátum

La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) dio un paso significativo hacia la inclusión y la garantía de derechos al crear el área de Diversidad y Disidencias Sexogenéricas, adscrita a la Secretaría para la Inclusión Social y la Diversidad Cultural. La iniciativa, que formó parte de una estrategia institucional más amplia, buscó atender de manera diferenciada a las diversas poblaciones que integran la comunidad universitaria, incorporando un enfoque interseccional que reconoció a pueblos originarios, personas con discapacidad y estudiantes pertenecientes a las disidencias sexogenéricas.
Durante una entrevista con Diario Ultimátum, María José García Cruz, encargada del área, explicó que la decisión respondió a una política universitaria orientada a visibilizar y dar materialidad a un entorno incluyente. Subrayó que el espacio no solo representó un acto simbólico, sino un mecanismo concreto para garantizar derechos y atender necesidades históricamente desatendidas dentro de la institución.
García Cruz puntualizó que la noción de “disidencias sexogenéricas” ofreció un marco más amplio que el tradicional acrónimo LGBT, al permitir incluir expresiones e identidades no contempladas en los modelos anglosajones. Destacó que se trató de un concepto con raíces latinoamericanas, que abarcó formas diversas de identificación y atracciones sexoafectivas, desde lo pansexual hasta lo demisexual, y que cuestionó de manera abierta los sistemas heteronormados y patriarcales. Según dijo, este enfoque disidente permitió reconocer a quienes no encajaron en el binarismo de hombre-mujer y a quienes históricamente habían permanecido invisibilizados.
La funcionaria sostuvo que el área trabajó en distintos frentes. Uno de ellos fue el diagnóstico de la comunidad universitaria, con el propósito de identificar a docentes, estudiantes y egresados que se reconocieron como parte de la diversidad sexogenérica. El objetivo fue mapear sus condiciones, sus contribuciones y sus necesidades, ya que —apuntó— la universidad no solo abarca a quienes actualmente cursan estudios, sino también a quienes ya egresaron y representan a la institución en distintos espacios de la sociedad.
Otro eje de acción estuvo relacionado con la capacitación al personal docente y administrativo. García Cruz reconoció que gran parte de las violencias que enfrentan las personas diversas en espacios educativos no siempre respondieron a la malicia, sino al desconocimiento. Por ello, dijo que era indispensable implementar jornadas de sensibilización y derechos humanos que permitieran a las y los trabajadores universitarios comprender, respetar y garantizar la identidad del estudiantado. Aseguró que, aunque existían resistencias, la universidad tenía la obligación de generar un cambio cultural progresivo para asegurar espacios más seguros y libres de discriminación.
En cuanto a la atención a la salud, el área buscó articular con los servicios universitarios y con instancias externas para brindar información y orientación sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual, acceso a medicamentos de prevención como PrEP y PEP, y procesos relacionados con terapias de reemplazo hormonal. Relató que, a raíz de la apertura del área, estudiantes trans y no binarios se acercaron para pedir acompañamiento en procedimientos médicos o para plantear inquietudes de investigación, lo que permitió construir vínculos con instituciones especializadas a nivel nacional.
Un aspecto relevante fue la homologación de trámites administrativos. La entrevistada reconoció que algunos estudiantes trans habían concluido procesos legales de cambio de identidad, pero la universidad no contaba con protocolos claros para actualizar de manera oportuna la información en credenciales, sistemas digitales y documentos internos. Esta situación generó rezagos y, en algunos casos, los cambios llegaron demasiado tarde para quienes ya habían egresado. Por ello, destacó que el área trabajó en propuestas normativas para garantizar que los procesos futuros fueran más ágiles y respetuosos de las identidades reconocidas legalmente.
El fomento a la cultura y la participación estudiantil también ocupó un lugar central en la agenda. García Cruz recordó que iniciativas como la Feria de la Diversidad, que en un inicio surgieron de colectivos universitarios, habían evolucionado hacia encuentros masivos con la participación de activistas, académicos y funcionarios estatales y municipales. Además, el área respaldó proyectos estudiantiles de creación literaria, círculos de lectura y actividades culturales desde la mirada de la diversidad sexogenérica, bajo la premisa de que las voces disidentes aportan interpretaciones singulares del mundo y enriquecen la vida académica.
En respuesta a las demandas específicas, la entrevistada anunció que el 8 de octubre se llevaría a cabo el Encuentro de Mujeres Sáficas en la UNACH, un espacio diseñado para escuchar de manera directa las experiencias, necesidades y propuestas de este sector. Dijo que la reunión tendría un carácter horizontal y participativo, con ejes en temas de salud, derechos sexuales y reproductivos, espacios seguros y respeto a los derechos humanos.
La funcionaria remarcó que la agenda del área incluyó tres líneas estratégicas: capacitación, transversalización y fortalecimiento normativo. Explicó que la capacitación debía abarcar a todo el personal universitario; la transversalización permitiría que cada facultad y área académica incorporara la perspectiva de diversidad en su quehacer cotidiano; y el fortalecimiento normativo garantizaría que los cambios quedaran institucionalizados y no dependieran de las personas que ocuparan la coordinación en determinado momento.
García Cruz recordó que Chiapas figuró entre los estados sin legislación específica sobre el reconocimiento de identidad de género, lo que representó un reto adicional para la universidad. Aun así, aseguró que el compromiso de la institución era adelantarse a la normativa estatal y construir marcos propios que respondieran a las necesidades del estudiantado. “Lo que no se nombra no existe”, enfatizó, al señalar que el reconocimiento formal era el primer paso para garantizar derechos.
En este sentido, valoró la apertura mostrada por las autoridades universitarias, particularmente del rector y de la Secretaría para la Inclusión Social y la Diversidad Cultural, quienes facilitaron la creación del área y respaldaron proyectos de visibilización como la Feria de la Diversidad. También destacó la participación de la sociedad civil, organizaciones y colectivos de municipios como Comitán, Suchiapa y Berriozábal, que se sumaron a las actividades universitarias y compartieron experiencias locales.

Creó espacios para poblaciones diversas y fortaleció acciones con enfoque de derechos.
Creó espacios para poblaciones diversas y fortaleció acciones con enfoque de derechos.
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