¿Qué más hace falta para reconocer que este municipio vive bajo un mando político que perdió el rumbo y, peor aún, es proclive a la violencia ordenada y ejecutada desde su propia corporación con el saldo de muertos, detenidos, abusos y obstrucción de la justicia?
TAROT POLÍTICO/Amet Samayoa Arce
Otra vez Chilón está en la nota roja, y otra vez el nombre del presidente municipal, Mario Hernández Aguilar, aparece en el centro del escándalo. No se trata de rumores ni de linchamientos mediáticos, porque son hechos que la propia Fiscalía General del Estado y la Secretaría de Seguridad del Pueblo han tomado parte de los hechos: Policías municipales detenidos, un intento de encubrimiento descarado y un director de seguridad tras las rejas. ¿Qué más hace falta para reconocer que este municipio vive bajo un mando político que perdió el rumbo y, peor aún, es proclive a la violencia ordenada y ejecutada desde su propia corporación con el saldo de muertos, detenidos, abusos y obstrucción de la justicia.
Municipales desafiando a policías estatales
El lunes 6 de octubre, la Fiscalía General del Estado aseguró tres patrullas de la Policía Municipal tras un operativo fallido en el que se intentó rescatar al presunto operador político y pistolero del propio alcalde. Sí, así como se lee, la fuerza pública al servicio de los intereses nefandos y protectores del edil a un presunto criminal de nombre Israel. El resultado fue desastroso y perjudicial para el aún presidente porque Miguel Gutiérrez, director de la Policía, y 15 elementos más, fueron detenidos por obstruir la justicia. Sabemos que aquí y en China, una tropa policiaca y su director tienen jefe, y en este caso se llama Mario Hernández Aguilar. No hay pretextos ni forma de excudarse. El mando es vertical y la responsabilidad política es suya. Y es que no es la primera vez que la sombra de la violencia institucional toca a su administración. Aún está fresco el recuerdo del video donde elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) golpeaban con una tabla a un joven, en un acto de barbarie que exhibió la podredumbre del sistema de “seguridad” que Hernández Aguilar instaló y protege. En ese entonces, la fiscalía abrió una carpeta, prometió justicia, pero no alcanzó el alcalde que siguió tan campante, como si no pasara nada, burlándose de la Ley. Hoy la historia se repite, pero con un nivel más alto de cinismo porque la Policía Municipal en vez de trabajar para la seguridad de los ciudadanos, realizó un operativo para rescatar a un operador político del propio presidente. Si esto no es colusión, entonces explíquenos qué es, ¿Cómo se llama?
¿Quién protege al maestro Hernández?
Obligado preguntar. ¿Quién protege a Mario Hernández? ¿Por qué la impunidad parece blindarlo? No olvidemos que los antecedentes de Chilón son oscuros: mandos policiales vinculados a homicidios, torturas, desapariciones. Y ahora, la misma estructura de poder sigue repitiendo los patrones, bajo el mismo sello: corrupción, violencia y silencio oficial. El municipio se le va de las manos, y con él, la confianza de la gente. En Chilón no hay autoridad, hay un feudo político armado. La Fiscalía debe aplicar la política de “cero impunidad y cero tolerancia”, en este caso, hasta arriba, hasta el alcalde Mario Hernández. Porque si los jefes policiacos caen y el presidente sigue libre de toda responsabilidad, entonces la justicia en Chiapas se pondría en duda. Ya basta porque el poder municipal no puede seguir siendo guarida de criminales con uniforme.
De Tarot y Adivinanza
Israel Morales Domínguez, es el nombre del presunto criminal y pistolero a sueldo del alcalde Mario Hernández. Después de lo de ayer y los sucesos violentos anteriores, qué sigue?… Servidos.

			
			