El exsecretario de Salud y hoy senador, sigue bajo la sombra de presuntas irregularidades durante su gestión. Obras fantasmas, hospitales colapsados y el uso político del personal médico marcaron su paso por la dependencia.
Amet Samayoa Arce/TAROT POLÍTICO
En Chiapas no se olvidan las huellas de la corrupción ni el rostro de quien con bata blanca y ahora con fuero, causó irreparable menoscabo a un pueblo que lo único que exigía era salud y dignidad. Es el caso se José Manuel Cruz Castellanos, auto promovido como Pepe Cruz, tabasqueño incrustado en la política chiapaneca, ex secretario de Salud y hoy senador de la República, que se presenta como hombre de Estado cuando en realidad es pieza clave del llamado grupo Tabasco, esa cofradía criminal dedicada a saquear recursos públicos bajo el amparo de Adán Augusto López, que tiene encima “la barredora”. Durante su paso por la Secretaría de Salud, este tal Pepe Cruz denigró el noble oficio de la medicina para convertirlo en un negocio sin escrúpulos. No hubo vocación, ni ética, ni respeto por la vida, porque lo que sí hubo fue un descarado uso de la infraestructura hospitalaria y del personal médico como carne de cañón electoral. Los médicos y enfermeras, obligados a levantarle la mano en mítines disfrazados de “eventos oficiales”, terminaron perseguidos y cesados si se negaban a prestarse a sus ambiciones políticas.
HIZO DE LA POLÍTICA, CLOACA
Las supuestas “reconversiones” y “rehabilitaciones” de hospitales y centros de salud hoy son monumentos al engaño. Obras mal hechas, con sobreprecios escandalosos y asignaciones a empresas fantasmas que nunca aparecieron en la realidad, pero sí en las facturas que concretaron el saqueo. Debe decirse lo que colapsó no fue un sistema aislado, fue la esperanza de comunidades enteras que vieron cómo se desplomaban techos, se caían muros o simplemente se cerraban puertas por falta de insumos médicos. Bajo su administración corrupta, la salud en Chiapas fue un botín con empresas ficticias que facturaban servicios inexistentes, se desviaban recursos a campañas políticas personales y se otorgaban bases laborales a recomendados foráneos -muchos de ellos llegados desde Tabasco-, mientras los trabajadores con años de servicio eran desplazados, amenazados y hostigados. Los contratos millonarios terminaron favoreciendo a compañías de fuera, sin dejar beneficio real a los chiapanecos. Lo cierto es que Pepe Cruz no vino a curar, vino a saquear. No vino a administrar la salud, vino a administrar negocios turbios. No vino a sanar, vino a enfermar un sistema que aún hoy no logra levantarse de la crisis que él mismo provocó. Su ambición por la gubernatura terminó en fracaso, pero el daño a Chiapas sigue latente y él en el senado flanqueando a su jefe político y mafioso Adán Augusto.
TAROT Y ADIVINANZA
¿Hasta cuándo personajes como Pepe Cruz seguirán amparándose en el fuero para cubrir sus fechorías? La justicia no puede seguir siendo cómplice de quienes con bata, con curul o con discurso, convirtieron la salud en negocio y la política en cloaca… Servidos.
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