La fiesta en la Arena México, celebrada el sábado, se observa como una ruptura en la tradicional relación del Estado mexicano con los empresarios.
AUSTRAL/Ricardo Del Muro
El empresario Ricardo Salinas Pliego, mejor conocido como el “Tío Richie”, festejó su cumpleaños 70 con un evento multitudinario en la Arena Ciudad de México – “un baño de masas”, destacó el periódico El País -, que reunió a más de 20 mil personas en un espectáculo musical y de crítica política al gobierno morenista.
La fiesta en la Arena México, celebrada el sábado, se observa como una ruptura en la tradicional relación del Estado mexicano con los empresarios, donde Salinas Pliego representa una nueva forma de activismo político con un liderazgo personal desde el sector privado, diferente al corporativismo priísta y al neopanismo.
Desde los estudios de TV Azteca está creando un estilo de “populismo empresarial”, semejante al de Silvio Berlusconi en Italia, Donald Trump en Estados Unidos, Sebastián Piñera en Chile , Nayib Bukele en El Salvador y utilizando el leguaje vulgar del argentino Javier Milei, quienes comparten una retórica contra los “zurdos” que mezcla nacionalismo económico, desprecio por la clase política y exaltación del éxito empresarial como modelo de gestión gubenamental.
Tal vez por vocación o como una estrategia para defenderse del fisco, Salinas Pliego “lleva ya un tiempo enfrascado en una campaña política. Durante los últimos meses, sus intervenciones públicas han ido subiendo de tono y frecuencia, con ataques a todo lo que huela a izquierda, feminismo o políticas sociales. Pero sus intenciones detrás de tanto ruido son por ahora un enigma”, señaló David Marcial Pérez, corresponsal de El País, refiriéndose a la fiesta de cumpleaños que se transformó en mitin político.
Durante el evento, de acuerdo con información de Reforma y El Universal, se presentó una sátira llamada “El Circo del Bienestar”, en el que botargas de ratas vestidas de color guinda hicieron parodias de personajes del gobierno federal. En uno de los actos, se representó a López Obrador como “López Showbrador”, quien encabezaba “el Cártel de Macuspana”, acompañado de tres gansos que representaban a sus hijos.
El circo fue interrumpido por una manifestación de “Ciudadanos libres”, según se leía en las banderas que llevaban – señaló la crónica de El País -. Expulsaron a las ratas del escenario y aparecieron los conductores de TV Azteca. Uno de ellos dice: “¿Cuánto más vamos a tolerar, a aguantar? ¿No les enoja?” El público en coro: “¡Sí!”. “Tenemos que actuar; México los necesita valientes, libres. Esto es un llamado a la acción”. Otro de los conductores estelares reclamó: “Estoy hasta la madre de que me mientan. De que digan que quieren ser pobres, cuando son ricos. Si queremos cambiar a México, algo tenemos que hacer”.
Una celebración de cumpleaños donde Salinas Pliego cortó su pastel con temática de bitcoin y luego pronunció un discurso de casi media hora en el que expuso los antecedentes de la deuda millonaria por la que tiene un litigio judicial con el gobierno federal para enviar un mensaje a la presidenta Claudia Sheinbaum: “que nos digan cuánto hay que pagar para poder liquidarlo en menos de 10 días. Presidenta, ¿usted lo que quiere es cobrar y terminar con este penoso asunto, o quiere destruir al Grupo Salinas?”.
No es la primera vez que se plantea un enfrentamiento abierto entre los empresarios y el Estado en la historia contemporánea de México. Organizados en confederaciones, cámaras, asociaciones y clubes, constituyen un vigoroso conjunto de grupos de presión, al que el gobierno debe tomar en cuenta en sus decisiones económicas y políticas, señalaba el sociólogo Pablo González Casanova en su clásico libro La democracia en México, publicado en 1965.
Durante los años del Desarrollo Estabilizador (1954‑1970), se consolidó un fenómeno en el que algunos políticos transitaban hacia el sector empresarial, aprovechando su acceso a recursos, contratos públicos y redes de poder dentro del PRI. Un caso emblemático fue Carlos Hank González, quien, desde cargos como gobernador del Estado de México, logró construir un imperio en sectores como la construcción, la banca y los servicios, combinando influencia política con beneficios económicos directos.
Este modelo reflejaba la estrecha interconexión entre Estado y empresarios, quienes en esa época aceptaron un papel subordinado a cambio de estabilidad, créditos y protección arancelaria.
Sin embargo, en coyunturas y escalas diferentes, se han registrado enfrentamientos entre el gobierno y los empresarios como sucedió en 1929 cuando, al calor de las discusiones por la reglamentación al Artículo 123 Constitucional, surgió la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), así como los conflictos con el Grupo Monterrey durante los gobiernos de Lázaro Cárdenas (1934 – 1940), Adolfo López Mateos (1958 a 1964) y Luis Echeverría Álvarez (1970 – 1976).
Las características del gobierno Cardenista explican la oposición empresarial ante la aplicación de la reforma agraria y la ley del trabajo, pero en el gobierno de López Mateos la oposición más virulenta se planteó en gran número de manifestaciones contra el libro de texto y contra la revolución cubana, con el lema de “Cristianismo Sí, Comunismo No”.
La ruptura con el modelo corporativo se dio durante el gobierno de Echeverría, a raíz de que fue asesinado el empresario Eugenio Garza Sada, el 17 de septiembre de 1973 por la Liga 23 de Septiembre, un traumático acontecimiento que provocó el surgimiento de organismos autónomos como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en 1976, así como numerosas declaraciones y planteamientos que formularon muchos empresarios en el sentido de participar en forma abierta, directa y creciente en la vida política del país.
A partir de ese momento, la relación con el Estado se alteró, invirtiéndose la fórmula del profesor Hank, de manera que muchos empresarios se convirtieron en políticos opositores. Desde el liderazgo de Coparmex, Manuel J. Clouthier “Maquío”, fue candidato presidencial del PAN en 1988 y Vicente Fox se convertiría en el primer empresario (exdirector de Coca – Cola México) en llegar a la presidencia de la República.
Aún con ello, fue un paso efímero. El tsunami morenista, encabezado por López Obrador, desbarató a los dos partidos tradicionales (el PRI y el PAN) que durante años habían cobijado a los empresarios. Ante los restos del naufragio, Salinas Pliego asume hoy un liderazgo que parece aferrarse a una tabla salvadora: el populismo empresarial. RDM

