Se manifestaron en el Palacio de Gobierno para exigir su reubicación digna y segura.
Alfredo Pacheco/Ultimátum
Indígenas desplazados del ejido Puebla, en el municipio de Chenalhó, se manifestaron la mañana de ayer frente al Palacio de Gobierno para denunciar que la violencia entre comunidades persiste en esa región de Los Altos de Chiapas.
Araceli Cruz López, vocera de los desplazados, recordó que están por cumplirse diez años del desplazamiento forzado del que fueron víctimas y que, hasta ahora, no han recibido una respuesta definitiva por parte de las autoridades. Explicó que su única petición es ser reubicados en un espacio con condiciones dignas y seguras.
La vocera señaló que la violencia en Chenalhó se agudizó durante el sexenio de Manuel Velasco, quien prometió atender el problema sin cumplir su palabra. Añadió que con Rutilio Escandón la situación fue la misma, pues solo recibieron promesas sin resultados concretos.
“Los exgobernadores que ya pasaron, siempre puras promesas, no hechos. Dijeron que nos iban a tomar en cuenta, pero nunca lo hicieron. Tuvimos esperanza de que resolvieran el conflicto, pero no fue así; nos trataron igual, olvidados”, expresó.
Cruz López lamentó que no haya existido voluntad política ni sensibilidad para resolver su situación, ya que los funcionarios encargados del caso no cumplieron con su tarea de encontrar un terreno adecuado para la reubicación de las familias desplazadas.
“Encontraron un terreno, pero no lo quisieron comprar porque estaba en 11 millones de pesos; si hubieran tenido la voluntad, ya lo habrían adquirido”, dijo.
La representante enfatizó que lo único que desean es vivir en paz y rehacer sus vidas, interrumpidas desde hace una década. Explicó que, durante ese tiempo, varios de sus familiares fallecieron y otros emigraron a distintos estados en busca de trabajo, al no poder cultivar la tierra por carecer de un espacio propio.
Actualmente, subsisten con el apoyo que reciben de la Secretaría de Protección Civil y del DIF Chiapas, aunque señalaron que los recursos no siempre llegan de manera puntual.
“Exigimos una solución definitiva. No queremos ser mantenidos toda la vida; queremos trabajar y recuperar lo que nos pertenece”, concluyó.

