Varios diputados del Congreso del Estado arrastran la sombra del pasado: exfuncionarios del gobierno de Rutilio Escandón que hoy ocupan curules sin mérito, sin agenda y bajo la influencia del “cónsul” en Miami.
Tarot Político/ Amet Samayoa Arce
No hay duda que dentro de las peores herencias del sexenio de Rutilio Escandón Cadenas, esta en los rostros sonrientes y las curules ocupadas por una plaga de buenos para nada que hoy se sientan en el Congreso del Estado. Son los mismos que mamaron seis años de la teta presupuestal, y que ahora, sin llenadera, se aferran al fuero como salvavidas. No legislan, no representan, corrijo representan solo el pasado de corrupción y de opacidad gubernamental del ahora Cónsul en Miami, que no tarda lo alcance el brazo ejecutor la la Ley.
ROSTROS SONRIENTES AÑORANDO Y ADORANDO EL PASADO
Aquí algunos: Diputado José Uriel Estrada Martínez, quien todavía sigue adorando al “consul” en Miami a quien le sirvió como “tapadera” desde la Auditoría Superior del Estado; lo enriqueció y sin duda por eso lo sigue nombrando y confundiendo con el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar. Le debe todo al exgobernador, como muchos de sus compañeros de establo. Getsemaní Moreno Martínez, la misma que brincó del Instituto de la Juventud a la diputación, sin más mérito que la lealtad al patrón. Faride Abud García, reciclada del ayuntamiento de Pijijiapan, ¿tendrá alguna iniciativa memorable? ¿Qué ha hecho por Tonalá, por Pijijiapan? Nada. Y qué decir de Javier Jiménez Jiménez, el “Chaparro de oro”, que amasó fortuna desde la Secretaría de Hacienda. De maestro universitario y funcionario de escritorio pasó a empresario de abolengo. ¿Alguien ha auditado su enriquecimiento? No. ¿Alguien le ha pedido cuentas? Tampoco. El mismo caso de Freddy Escobar Sánchez quien viene del nido de la Provich, donde el negocio era más importante que la vivienda popular. Hoy, con una curul en mano, sigue cuidando sus intereses y no los de Tapachula, no obstante a que alza la mano para ser el futuro presidente municipal. Y no podía faltar Jesús Domínguez Castellanos, el pluri “compadre” originario de Venustiano Carranza, cuyo mayor talento ha sido siempre estar cerca del poder, jamás del pueblo. Estos buenos para nada son más bien parásitos del presupuesto. No les bastó el saqueo en el gobierno del grupo Tabasco; ahora buscan impunidad en el Legislativo. Usan el Congreso como guarida, como escudo. No legislan, no fiscalizan, no representan. ¿Y todavía se atreven a levantar la voz en tribuna? Eso resulta ofensivo y patético. Chiapas no se merece este Congreso infestado de rutilistas reciclados, de vividores sin escrúpulos, de representantes que solo se representan a sí mismos y a los intereses que los hicieron posible. La pregunta es: ¿Hasta cuándo vamos a seguir tolerando que los mismos que empobrecieron al estado sigan viviendo del erario?
DE TAROT Y ADIVINANZA
¿Quién será el próximo en pedir licencia para huir a Miami? ¿Quién el siguiente en aparecer en los Pandora Papers chiapanecos? No hay que ser adivino. Solo hay que seguir el rastro del dinero… Servidos.
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