Más allá de la imagen de una urbe marcada por el narcotráfico, la obra muestra cómo la ciudad colombiana construyó un nuevo relato colectivo basado en la innovación social, la participación comunitaria y la decisión política de “romper muros”, visibles e invisibles
COLABORACIÓN INVITADA/Enriqueta Burelo
Ciudad sin muros es un libro que retrata una de las transformaciones urbanas y sociales más estudiadas de América Latina: el renacimiento de Medellín. Más allá de la imagen de una urbe marcada por el narcotráfico, la obra muestra cómo la ciudad colombiana construyó un nuevo relato colectivo basado en la innovación social, la participación comunitaria y la decisión política de “romper muros”, visibles e invisibles.
UNA CIUDAD FRACTURADA QUE BUSCABA RECONCILIARSE CONSIGO MISMA
El libro recuerda que Medellín llegó a ser una de las ciudades más violentas del mundo. Barrios desconectados entre sí, territorios dominados por estructuras criminales y una profunda desigualdad que moldeaba la vida diaria. Estos “muros” no eran solo físicos; eran fronteras emocionales, culturales y económicas que mantenían a amplios sectores de la población al margen del desarrollo.
EL URBANISMO SOCIAL
COMO PUNTO DE QUIEBRE
Ciudad sin muros coloca en el centro el concepto de urbanismo social, una apuesta que, desde inicios de los años 2000, combinó infraestructura innovadora, políticas sociales de largo aliento e inversiones públicas estratégicas en las zonas más excluidas. La premisa fue simple pero poderosa: aquello que había sido históricamente olvidado debía convertirse en prioridad.
Entre los proyectos emblemáticos que el libro destaca:
El Metrocable, que integró a las comunas de ladera con el centro de la ciudad, reduciendo tiempos de traslado y, sobre todo, enviando un mensaje de dignidad.
Las escaleras eléctricas de la Comuna 13, símbolo de accesibilidad, participación y recuperación del espacio público.
Los Parques Biblioteca, que se transformaron en nodos culturales y educativos, articulando tejido social y oportunidades.
Intervenciones en espacio público, donde el diseño urbano se convirtió en herramienta de paz y convivencia.
Estas iniciativas mostraron que la infraestructura puede ser mucho más que cemento: puede ser un mensaje político que afirma “todos importan”.
LA CORRESPONSABILIDAD:
CIUDADANÍA, GOBIERNOS Y ALIANZAS
El libro subraya que Medellín no cambió únicamente por decisiones gubernamentales. La transformación se consolidó gracias a la participación activa de colectivos, líderes comunitarios, academia y sector privado. Se construyó una visión compartida de ciudad, donde la innovación no fue un discurso tecnocrático, sino un proceso vivo desde abajo.
Ciudad sin muros muestra cómo esa corresponsabilidad permitió enfrentar temas complejos —seguridad, movilidad, desigualdad— con proyectos integrales que buscaban raíces estructurales, no remedios temporales.
RESULTADOS Y APRENDIZAJES
Los índices de violencia disminuyeron de forma importante, se amplió la infraestructura social, la movilidad cambió y Medellín comenzó a proyectarse como un referente internacional de resiliencia urbana. Pero el libro también es honesto: no idealiza, reconoce desafíos persistentes como la desigualdad, la presencia de grupos armados y las tensiones políticas.
El mayor aprendizaje es que ningún proceso está “terminado”, pero sí puede marcar un rumbo. Medellín construyó un relato distinto del que heredó, uno que afirma que la arquitectura, la cultura y la participación pueden ser aliadas en la construcción de paz.
UNA CIUDAD QUE INSPIRA A OTRAS
Más que una crónica urbana, Ciudad sin muros es un llamado a repensar las ciudades latinoamericanas. La obra invita a imaginar territorios donde la convivencia y el acceso equitativo a oportunidades sean la base del desarrollo. Su mensaje final es esperanzador: las ciudades se transforman cuando se atreven a romper los muros que las dividen.
enriquetaburelomelgar@gmail.com

