Ultimatum Chiapas
  • Noticias
    • Chiapas
    • Nacional
    • Municipios
    • Editorial
  • Opiniones
  • Policiacas
  • Deportes
  • Entretenimiento
  • Tecnología
No Result
View All Result
  • Noticias
    • Chiapas
    • Nacional
    • Municipios
    • Editorial
  • Opiniones
  • Policiacas
  • Deportes
  • Entretenimiento
  • Tecnología
No Result
View All Result
Ultimatum Chiapas
No Result
View All Result
Home Opiniones

El oficio me enseñó a hablar; la congruencia, a pausar

17 de noviembre de 2025
in Opiniones
El periodismo demanda independencia. El servicio público demanda compromiso. Y uno no puede ser juez y parte al mismo tiempo. 

El periodismo demanda independencia. El servicio público demanda compromiso. Y uno no puede ser juez y parte al mismo tiempo. 

Compartir en FacebookCompartir en Twitter

El periodismo demanda independencia. El servicio público demanda compromiso. Y uno no puede ser juez y parte al mismo tiempo. 

Eric Ordóñez/Ultimátum

Hay momentos en la vida en los que uno necesita detenerse, tomar aire y observar el camino recorrido. No para presumirlo, sino para honrarlo. Hoy, desde esta trinchera que me vio cuestionar, escribir, denunciar, analizar y soñar, siento que es prudente hacer justamente eso: agradecer antes de despedirme.
No sé si es un punto final, un punto y aparte o puntos suspensivos. La vida, que es caprichosa, a veces se empeña en no avisarnos qué puntuación nos corresponde. Pero lo que sí sé es que debo ser congruente con aquello que he defendido desde que tengo memoria profesional: la comunicación como un acto de responsabilidad y el periodismo como el oficio que exige no solo talento, sino ética.
Congruencia. Esa palabra que tantas veces he escrito en estas mismas líneas hoy me obliga a tomar una decisión que no pensé tener que redactar tan pronto.
Durante años he defendido la libertad de expresión, la crítica, la ironía, la firmeza, la honestidad. Lo hice desde las redacciones, desde los foros de televisión, desde los micrófonos, desde las aulas universitarias y desde este espacio que, sin proponérselo, se convirtió en un refugio para quienes buscaban una lectura distinta de su realidad. Realidad a Sorbos fue eso: un sorbo compartido entre la verdad y el pensamiento.
Pero la congruencia me alcanza hoy desde otro lugar. He recibido una encomienda, un llamado que me lleva hacia un nuevo horizonte profesional. Y aunque no es prudente detallarlo en este espacio, sí debo reconocer que implica una responsabilidad que exige ética, silencio operativo y respeto absoluto por la imparcialidad.
El periodismo demanda independencia. El servicio público demanda compromiso. Y uno no puede ser juez y parte al mismo tiempo. Sería incongruente de mi parte exigir claridad desde afuera mientras camino dentro de una institución cuyos intereses no pueden mezclarse con mis opiniones ni con mis críticas.
Por eso —solo por eso— hoy veo prudente hacer una pausa.
No es censura. No es renuncia a mis convicciones. Es respeto.
Respeto a la audiencia.
Respeto a mis principios.
Respeto a aquello que me enseñó el propio periodismo: que para exigir ética, primero hay que practicarla.
No puedo escribir esta columna sin mirar hacia atrás.
En 2011 me gradué y mi primer hogar profesional fue el Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cinematografía. Allí crecí más que en ningún otro lugar. Aprendí lo que significa estar al frente de una cámara, pero también detrás de ella. Descubrí lo que implica contar historias y, sobre todo, acompañar a quienes dependen del periodismo para comprender el mundo.
Cuando aquella etapa terminó en 2018, fue la iniciativa privada la que me abrió los brazos. Y ahí, en ese salto de fe, conocí dimensiones de mí que jamás hubiera imaginado. Me fortalecí, me incomodé, me reinventé.
Y entre esos nombres que no olvidaré, hay uno que merece más que una línea: la familia de Diario Ultimátum.
A Don Amet Samayoa quiero agradecerle por algo que no se compra ni se negocia: la confianza.
Me presumió, me respaldó, me dio alas.
Jassia, Nilse, y todas y todos los que integran esa casa editorial me brindaron el cobijo más sutil: el de dejarme ser.
Sé que esta columna no es una carta de renuncia a la vida pública ni una despedida definitiva de los medios. Por el contrario: es una pausa honesta y un agradecimiento eterno.
Quizá un día vuelva.
Quizá el encargo dure meses, quizá más.
Quizá la vida vuelva a colocarme frente a una cámara o detrás de un micrófono.
No lo sé
Pero no quiero que esta pausa se lea como un adiós.
El periodismo vive en mí, en mis estudiantes, en mis pasiones, en mis noches de desvelo revisando leads y cierres, en cada ejercicio que hago en las aulas para enseñarles que la verdad, aunque duela, siempre vale la pena.
Seguiré relacionado con la comunicación porque es lo que soy, lo que fui y lo que seré.
Pero el ejercicio periodístico, ese que exige imparcialidad absoluta, lo dejo reposar mientras cumplo la maravillosa encomienda que hoy la vida me coloca en las manos.
Y por eso agradezco.
Por cada comentario.
Por cada crítica.
Por cada like.
Por cada lector que hizo de Realidad a Sorbos un espacio vivo en tan poco tiempo.
Gracias por tanto, nos vemos después.

Cordial saludo.

Ultimatum Chiapas

© 2025 Editorial MOSA
Sitio creado por XION Tecnologías.

Navegación

  • Aviso de Privacidad

Redes Sociales

No Result
View All Result

© 2025 Editorial MOSA
Sitio creado por XION Tecnologías.