No es únicamente un espectáculo masivo, es una propuesta estructurada que articula artes escénicas, música tradicional, ritualidad, gastronomía, artesanía y moda ancestral e historia.
BALANZA LEGAL/Rodolfo L. Chanona
El gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, desde el inicio de su administración, ha impulsado una narrativa que busca cohesionar al estado desde su interior más profundo; esto a través del concepto de orgullo y pertenencia denominado “Chiapanequidad”, buscando así, impulsar y celebrar la diversidad cultural, étnica e histórica del estado, cuyo enfoque es revalorizar y difundir la riqueza de Chiapas, sus tradiciones, lenguas, grastronomía y memoras colectivas, todo con el fin de fortalecer la identidad chiapaneca y superar las desigualdades.
En este marco, el festival El Mequé “La Fiesta de Todos” celebrado los días 14, 15 y 16 de noviembre, parece ser el principal instrumento cultural y simbólico para materializar esa visión. Este evento, organizado en Tuxtla Gutiérrez y extendido a algunos municipios del estado, se convirtió en una magna celebración de la diversidad cultural, de la memoria comunitaria y de la identidad colectiva chiapaneca.
El Mequé no es únicamente un espectáculo masivo, es una propuesta estructurada que articula artes escénicas, música tradicional, ritualidad, gastronomía, artesanía y moda ancestral e historia. Su nombre, de origen zoque —que significa “fiesta”, “encuentro” o “reunión”— es un recordatorio del profundo legado cultural del estado. El Desfile de las Culturas, uno de sus actos principales, reunió a comparsas, danzantes, músicos, artesanos, provenientes de varios de los municipios de Chiapas. Siendo una demostración pública de la pluralidad que habita en el estado; pueblos indígenas, comunidades mestizas, regiones con tradiciones específicas, todas expresadas en una misma calle y bajo un mismo propósito.
La más reciente edición del Mequé, incluyó además actividades paralelas que fusionan tradición y diseño contemporáneo; una expo de artesanías y cocina regional que visibiliza el trabajo de familias productoras; y festivales temáticos como los dedicados a fermentos y destilados tradicionales. Cada espacio fortalece una cadena cultural y económica que bien articulada, puede convertirse en un motor sólido para las economías locales.
En términos de análisis político, podriamos señalar que, El Mequé cumplió una función estratégica, que es, generar cohesión social e institucional. Durante décadas, Chiapas ha enfrentado desafíos profundos derivados de desigualdades históricas, brechas regionales y tensiones sociopolíticas. La apuesta por un proyecto cultural de alta visibilidad permite crear un terreno común donde la ciudadanía se reconoce, dialoga y participa sin divisiones partidistas o regionales. La cultura se vuelve entonces un mecanismo de gobernabilidad, un lenguaje compartido capaz de tender puentes allí donde la política tradicional suele generar distancia.
Los efectos positivos son claros. En el ámbito económico, fortalece servicios de hospedaje, transporte, gastronomía y comercio local, además de generar empleo temporal y puede llegar a ser un detonante turístico.
En lo social, promueve valores de respeto a la diversidad, orgullo identitario y participación comunitaria. En lo institucional, consolida la narrativa de un gobierno que apuesta por la cultura como herramienta de desarrollo y pacificación, y que reconoce el potencial de sus pueblos originarios no solo como símbolo, sino como protagonistas del presente.
El verdadero desafío del Gobierno de Chiapas, será convertir a El Mequé en una política cultural sostenible, con presupuestos estables, profesionalización artística y participación real de las comunidades. Si esto se logra, la chiapanequidad dejará de ser un concepto aspiracional para transformarse en un proyecto duradero que una a Chiapas desde su raíz más auténtica.
El Mequé demuestra que Chiapas tiene todo para proyectarse ante México y el mundo a través de su cultura. Es el inicio de una visión que, si se mantiene con responsabilidad y continuidad, puede convertirse en un emblema del estado y en un motor de desarrollo integral para las próximas generaciones.
