El funcionario menor de la Secretaría de Gobierno, es señalado por presunto enriquecimiento inexplicable tras presumir una propiedad en Portal de Hierro valuada en más de 14 millones de pesos.
TAROT POLÍTICO/Amet Samayoa Arce
En relación a los escándalos de corrupción en el contexto nacional y estatal del pasado, el respetable público insiste en que si “ya se recuperó lo robado”. Se habla de las auditorías a Segalmex y a la Secretaria de Salud en Chiapas, pero no de los millones y millones de pesos que se llevaron que siguen esfumados. Falta que caigan los responsables de las fortunas amasadas a costa del erario que siguen intactas. Pero además, no bastaría el castigo judicial, hace falta justicia social. Lo robado debe devolverse. Así de simple, de lo contrario quedará como un slogan, lo es una exigencia popular a partir de lo que planteó el nefasto ex presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero en el ámbito local, se sabe de un caso que no debe pasar desapercibido. Nos referimos a Federico Ruíz Gamborino, a quien algunos, no sin ironía, le llaman el “Noroña tuxtleco”. No por revolucionario, sino por escandaloso. Un funcionario menor de la Secretaría de Gobierno y Mediación que se presume y se dice presume a sus “amigos” que adquirió en este sexenio una propiedad en el fraccionamiento Portal de Hierro, es lote ubicado en una de las zonas más exclusivas de Tuxtla Gutiérrez. Solo el terreno, dicen, cuesta 4 millones de pesos y la construcción de su residencia otros 10 millones por los acabados de lujo. ¿Con qué sueldo Lico? ¿O será que el presupuesto público también construye casas privadas? Si esto es cierto -y hay que corroborarlo- estaríamos ante un ejemplo perfecto de cómo se repite el patrón de funcionarios menores con fortunas mayores. Aquí aplica una investigación y mano dura porque no caben estos excesos en este sexenio de la transformación.
El “chilango” Horacio Gómez
funcionario menor con fortuna mayor
Lo mismo aplica para otros actores. En el Ayuntamiento capitalino, encabezado por el tabasqueño Ángel Torres “El Caído”, donde los negocios florecen mientras la ciudad se hunde en basura y calles destrozadas. El caso del secretario de Servicios Públicos, Horacio Gómez, merece mención aparte porque se habla de negocios privados atendidos con recursos públicos, mientras colonias enteras nadan entre desechos. Este funcionario chilango igual ha construido residencias en Tuxtla y su rancho en el municipio de Jiquipilas. Ya basta de más simulaciones. Si hay denuncias públicas, que se investiguen, igual si hay enriquecimiento ilícito, que se investigue y se castigue. Pero sobre todo que se recupere lo robado. Que ese dinero regrese a Chiapas, no a las cuentas bancarias en paraísos fiscales ni a mansiones con acabados de lujo. Porque mientras los de arriba se despachan con la cuchara grande, el pueblo chiapaneco sigue esperando justicia social. La justicia verdadera no es solo castigar. Es también devolver.
De Tarot y Adivinanza
A propósito de los dos personajes que mencionamos hoy, se dice que Federico Ruíz Gamborino sacó las “uñas” desde los tiempos del poeta Enoc Cancino en el ayuntamiento capitalino y Horacio Gómez se resalta que de vender pantimedias ahora es un acaudalado funcionario municipal. Se les permitirá todo tipo de atracos en plena 4T?… Servidos.
