bailó hasta el cansancio, demostrando que nada debe, que nada teme, aunque por otro lado dejó en claro cinismo e impunidad -si hay algo sobre corrupción como se rumora-.
TAROT POLÍTICO/Amet Samayoa Arce
¡Qué gusto, de verdad! Fue conmovedor. Ver a Carmelita Fernández Benavente moverse con soltura, ritmo y energía en el concierto de Julión Álvarez, como si nada le duele, como si los fantasmas de la corrupción no la acompañaran. Bailó hasta el cansancio, demostrando que nada debe, que nada teme, aunque por otro lado dejó en claro cinismo e impunidad -si hay algo sobre corrupción como se rumora-. En zona VIP, como corresponde a la élite del gobierno lució sus mejores pasos y no era necesario el escenario, con la pista tuvo suficiente para brillar. Le faltaron metros al estadio Víctor Manuel Reyna para lucirse con sonrisa amplia. Lo curioso o mejor dicho, lo escandaloso, es que con semejante demostración de salud física, se cae a pedazos la versión de que fue retirada del Isstech por motivos de salud. ¿Qué tenía? ¿Ganas de fiesta y de viajar? Porque si algo quedó claro la noche del viernes pasado es que goza de cabal salud. Bailó con la fuerza de quien no tiene un problema de salud delicado para separarse de un cargo público.
Entonces goza de cabal salud
Y entonces, como sucede siempre, cuando la versión con tinte oficial no cuadra, hay que mirar qué pasó e inevitablemente surgen las verdaderas razones: contratos asignados al margen de la ley de adquisiciones, proveedores a modo, favoritismos, sobreprecios y, por supuesto, el viejo vicio de usar el ISSTECH como botín. La realidad es cruda de que fue retirada por lo evidente. Cómo era de esperarse, en plena resistencia busco inútilmente redes de protección pero las irregularidades eran tantas, tan burdas, tan ofensivas, que ni las más fieles amistades pudieron seguir tapando el sol con un contrato inflado. Y así, entre presiones internas, escándalos presupuestales y el hedor imparable de la corrupción institucionalizada, salió por la puerta trasera. Aunque en realidad, nunca dejó la pista de baile. El ISSTECH, esa institución que debería ser baluarte de atención médica y protección social, se ha convertido en una pista de negocios que ahora busca subsanar el actual director general Ignacio Avendaño Bermúdez. Y es que todo se vendía, desde contratos de medicamentos hasta servicios básicos. Una danza de millones al ritmo de “aquí te toca y a mí me toca más”. Y en medio de esa coreografía de corrupción, Carmelita no solo no detuvo el baile sino lució a todo esplendor.
De Tarot y Adivinanza
¿Quién es el sujeto que se hace llamar vicegobernador de Chiapas, que ha “operado” el ISSTECH desde la época de Bafi Armando Barrios Fierro hasta la gestión de Carmelita Fernández? Al igual en otras dependencias le mete la mano a los negocios tal cual glotón de dinero fácil… Servidos.

