Basta un año de buenos resultados para que algunos pretendan borrar el horror que nos rodeaba.
Tarot Político/Amet Samayoa Arce
Debo destacar que el video que se presentó ayer previo al mensaje del gobernador Eduardo Ramírez Aguilar por su primer año de gobierno, en el que se mostraron imágenes escabrosas, incluso una hielera con el rostro alineado de personas decapitadas, era imperiosamente necesario hacerlo. No por morbo, no por estridencia, sino por responsabilidad histórica. Y es que en Chiapas suele ocurrir la desmemoria por arte de magia. Basta un año de buenos resultados para que algunos pretendan borrar el horror que nos rodeaba. Por ello resultó oportuno volver a ver esos episodios, no para revivirlos, sino para recordar de dónde venimos y por qué los resultados de hoy deben ser medidos y reconocidos en su justa dimensión. Decimos esto porque la violencia, cuando deja de respirarse, parece que nunca existió. Resulta entonces que algunos agoreros del desastre, obstinados en negar lo tangible, se atreven a afirmar que Chiapas no vive en paz. Pero esas imágenes, incómodas y contundentes, deben servir para afirmar lo contrario porque hoy no vivimos en psicosis de miedo, porque hoy transitamos las carreteras sin el terror permanente de que nos quiten las camionetas; se acabó el cobro de piso en muchas regiones, dejamos de ver los embolsados, los colgados, los levantones y esos enfrentamientos que dejaban números de guerra en la vida cotidiana. Desde luego que persisten hechos que nadie quiere volver a ver, pero ya no forman parte del día a día. Durante los últimos años perdimos incluso la capacidad de asombro; hoy la estamos recuperando porque la sangre y la violencia dejaron de ser norma.
Aparicio, Llaven y Moreno Guillén
Y no es un asunto menor que el gobernador mencionara por su nombre a quienes han sostenido la columna vertebral de esta nueva etapa de seguridad: el secretario de Seguridad Pública, Óscar Aparicio Avendaño; el Fiscal General del Estado, maestro Jorge Luis Llaven Abarca; y el presidente del Poder Judicial del Estado, Dr. Juan Carlos Moreno Guillén, además de los representantes de las fuerzas armadas destacamentadas en Chiapas. Mencionarlos no fue cortesía protocolaria, fue un acto de responsabilidad política para subrayar que la pacificación es una tarea conjunta y que existe un mando civil que coordina, dirige y evalúa. Eduardo Ramírez afirmó con claridad que lo que parecía imposible ya se logró, porque Chiapas está en paz y con buen gobierno. Y remató con una frase que no es slogan, sino convicción: “Amamos tanto a Chiapas que el miedo se nos olvidó”. Ese mensaje condensa la esencia de este primer año: autoridad moral, combate frontal a la delincuencia y cero complicidades.
Mactumaztzá: Bermúdez y Mandujano
A las 11:27 inició su mensaje pero a las 11:47, los gritos de un pequeño grupo de jóvenes de la Escuela Normal Mactumatzá se escucharon al interior del polyforum. Llamados por el coordinador de giras, Jesús Alberto Cruz Nájera, el secretario de Educación, Roger Mandujano, y el jefe de la oficina de gubernatura, Fernando Bermúdez, tuvieron que abandonar sus lugares para atender el reclamo. Los muchachos insistieron en llamar “asesino” al gobierno de ERA por la caída accidental de un joven que se desplomó de una camioneta en plena huida luego de atacar a policías estatales y a sus patrullas. El accidente no fue menor, pero tampoco puede convertirse esa muerte en estandarte político. El mensaje también tuvo guiños políticos que no pasaron desapercibidos: Eduardo Ramírez mencionó a Julión Álvarez como símbolo del afecto popular y, con un gesto de fina lectura del tablero nacional, se refirió al diputado Ricardo Monreal Ávila como “nuestro hermano mayor”. No fue una frase improvisada, al contrario fue una señal de alineamiento, respeto y proyección hacia el escenario federal. El primer año está cumplido, debe decirse que el mensaje, en realidad, no fue una rendición de cuentas, fue una declaración de rumbo, una afirmación de que la paz es logro; que el Estado recuperó su autoridad y ahora debe profundizarla; y que lo que se vio en pantalla -esa línea dura de memoria reciente-no debe repetirse jamás.
De Tarot y Adivinanza
La cautela del gobernador al no mencionar por nombres a los senadores chiapanecos evitó la rechifla al despreciado aún senador Pepe Cruz, quien estaba sentado justo atrás del gobernador tabasqueño May Rodríguez. Tampoco los ex gobernadores fueron nombrados… servidos.

