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A ESTRIBOR

12 de mayo de 2023
en A ESTRIBOR, Opiniones
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Salvador Allende, la historia detrás del mito
(PARTE 1 DE 2)

Juan Carlos Cal y Mayor/Ultimátum

Crecí en una gene­ración que no tenía más acceso prácti­co a la información que dos noticieros de la televi­sión. El gubernamental canal 13 (Hoy Tv Azteca) y el del no­ticiero de Televisa (24 horas) que era más oficialista que el propio canal gubernamental. No había manera de saber con exactitud lo que sucedía en otras partes del mundo. Las universidades públicas y priva­das fueron el semillero del de­bate ideológico entre izquier­das y derechas de la guerra fría.

IDEALISTAS

Así nos enteramos de lo que en ese entonces era his­toria reciente. La revolución cubana y la legendaria proeza de un grupo de jóvenes idea­listas contra la dictadura de Batista, nos generaba empa­tía por la utopía de un mundo mejor. No sabíamos que con el tiempo se convertiría en una mascarada para encubrir una dictadura represora que ha hundido a su pueblo en la pobreza. Otro personaje de la época siempre demonizado fue el dictador Augusto Pino­chet. Las imágenes del asalto al Palacio de la Moneda daban cuenta de cómo la bota militar terminaba con un régimen de­mocrático. Salvador Allende era nosotros un mártir tanto que el gobierno de México dio asilo a su viuda, doña Horten­sia Bussi.

EL REDENTOR Y EL GORILA

El comandante Fidel Cas­tro era una figura redentora y casi sacrosanta. Pinochet, el gorila siniestro que aplastó la democracia. Solo que Fidel Castro se retiró del poder cin­co décadas después, dejándolo en manos de su hermano y és­te a Díaz-Canel, como si fuera una monarquía hereditaria. Mientras el general Pinochet participó en un referéndum que perdió por menos de un 1% dejando el poder después de 17 años dando paso a una democracia que ha permitido hasta hoy la alternancia en el poder. Algo similar sucedió en España con los acuerdos de la Moncloa y la transición democrática que dejó atrás a la dictadura franquista.

HAY DE DICTADURAS A DICTADURAS

No hay dictaduras bue­nas o malas, son simplemente dictaduras, pero no se pue­den obviar diametrales dife­rencias. Castro derribó una dictadura que duró de 1952 a 1959 y se quedó en el poder hasta su muerte. Cuba pasó de ser una prospera isla ca­ribeña con un nivel de vida superior al promedio latinoa­mericano a ser hoy de los paí­ses más pobres junto con Hai­tí y su hijo putativo Venezue­la. Las dictaduras de derecha tanto la de Franco como la de Pinochet concluyeron en transiciones democráticas. Aún así, para la narrativa de la época en los gobiernos de Echeverría y López Portillo, Castro representaba la dig­nidad y Pinochet el agravio. Y eso era lo que nos transmitían los medios de comunicación.

BAJO LA TUTELA SOVIÉTICA

Agreguemos a esto la mítica figura del Poeta Pa­blo Neruda. Un fuera de se­rie, sin duda, pero también un recalcitrante comunista. Así fue que nunca me di a la tarea de investigar qué fue lo que provocó la caída de Sal­vador Allende. Veamos: Para cuando Fidel Castro visitó a Salvador Allende en Chile en 1971, ya llevaba 12 años en po­der. Se encontraba en abierta confrontación con los Esta­dos Unidos después de ha­ber expropiado los negocios y propiedades de ciudadanos norteamericanos radicados en Cuba. Había encontrado cobijo en la Unión Soviéti­ca el enemigo acérrimo del «imperialismo yanqui». El triunfo de una revolución por la vía democrática por parte de Allende era un acicate para la tarea de Castro que quería expandir -bajo el amparo de la URSS- la influencia socia­lista en el continente e incluso en África a donde envió mili­tares cubanos para combatir en Angola.

EL TRIUNFO DE ALLENDE

Salvador Allende fue cuatro veces candidato a la Presidencia de Chile, repre­sentando a una alianza entre partidos socialistas y comu­nistas (1952, 1958, 1964 y 1970). Finalmente obtuvo el 36.2%, contra el 34.9% de Jorge Alessandri (indepen­diente) y el 27.8% de Rado­miro Tomic (demócrata cris­tiano). Al no obtener la ma­yoría necesaria correspondió al Congreso la obligación de elegir al nuevo presidente de la República. La Democracia Cristiana optó por Allende, comenzando así la tragedia que traería un baño de san­gre sobre Chile.

jccymf@yahoo.com

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