Se desfonda el PRI
Susa na Solís Esquinca/Ultimátum
Si algo le faltaba al otrora partido hegemónico, “el partidazo” es la renuncia de emblemáticos militantes como Roberto Albores Gleason, quien tras concluir sus estudios de maestría, anunció que regresaría a Chiapas y ¡vaya que regreso! Con su carta de renuncia bajo el brazo y recordando el cochinero que le hizo el PVEM al romper la alianza al cuarto para la una y con la “tolerancia” del IEPC que permitía que desde ahí operara el innombrable abogado del entonces gobierno estatal, a tal grado que fue una verdadera inmoralidad que los partiditos como Mover a Chiapas y Chiapas Unido torcieran la ley metiendo y sacando renuncias de alianzas a la hora que quisieran, incumpliendo la normatividad, pero eso sí, obedientes a los humores erráticos del entonces manda más.
No obstante que la versión oficial del PRI Chiapas asegura que la renuncia del que fuera su candidato a la gubernatura por Chiapas, no fue una sorpresa, el texto de respuesta destiló resentimiento y molestia y ¿cómo no? Si en la elección de 2018 le dio una buena cantidad de votos que hizo que la esperanza priísta renaciera después del avasallamiento del Partido Verde.
Y no requiere mucho análisis para advertir que en la carta de renuncia de Albores Gleason le da su raspón al partido que lo traicionó: “Debemos desterrar la simulación y el engaño. Hoy, algunas organizaciones políticas tradicionales que prometen cambio no practican la democracia, no trabajan con la gente ni con liderazgos genuinos comprometidos con impulsar una transformación. No buscan ganar, sino ‘administrar’ sus derrotas. Carecen de un proyecto de país consistente y lo que pregonan en la mañana lo rechazan en la noche, sin ninguna congruencia ideológica”.
Y cuándo decimos que el PRI está desfondado no es una ocurrencia. En la reciente encuesta de Massive Caller señala que en Chiapas Morena tiene el respaldo del 50.1 por ciento de la población, mientras una alianza del PAN, PRI, PRD obtiene un 13.4 por ciento; esto es, una diferencia del 36.7 por ciento. Quién decida en Chiapas jugarse su futuro con la oposición prácticamente será su sentencia de muerte política.
¿A dónde va Roberto Albores? Algunos dicen que se afiliará a Movimiento Ciudadano y otros que se irá a Morena. La duda se despejará en breve.
HAY TIRO
Como se sabe, los partidos deberán conducirse con equidad de género en el momento en que designen las candidaturas. En el 2024 se disputarán ocho gubernaturas (Ciudad de México, Chiapas, Guanajuanto, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán) por lo que Morena deberá designar a cuatro mujeres y cuatro hombres.
Si bien en Chiapas se mencionan a dos aspirantes hombres como los mejor posicionados, no hay que descartar que también puede ir una mujer y por ello la senadora Sasil de León ya arrancó su estrategia de visibilidad encabezando diversos eventos; sin embargo, no hay que perder de vista a la alcaldesa de Tapachula, Rosy Urbina, que paso a pasito y de manera discreta ha ido construyendo alianzas con diversos sectores sociales, en espera del banderazo de salida para dar la batalla en caso de que en Morena se decida que por una mujer como candidata.
Rosy Urbina ha demostrado capacidad y temple para lidiar con el inédito fenómeno migratorio que ha afectado a Tapachula y sin hacer estridencia, su gobierno se ha sumado a las acciones humanitarias y de coordinación que exige una crisis de tal magnitud, sin descuidar su responsabilidad como alcaldesa de la segunda ciudad más importante de Chiapas.
That’s All.
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