Roberto Albores Gleason
Juan Carlos Cal y Mayor/Ultimátum
Prefiero no opinar acerca de la renuncia de Roberto Albores Gleason al PRI. Más que eso hablaré sobre su regreso a la política chiapaneca después de un periodo de reflexión y maduración ahora que concluye sus estudios en Harvard, un referente como instituto académico en tendencias de vanguardia no solo enfocado a los países desarrollados sino a países en vías de desarrollo.
A Roberto se le escucha más sereno, sensato, con una mejor preparación y una idea al parecer más clara de cómo enfrentar los problemas de la pobreza. Creo además que tiene un gran capital político. Su paso por la candidatura al gobierno del estado le ha permitido acumular simpatías que en mi opinión podrían retomar nuevos bríos. No ha adelantado, por respeto a la ley electoral, hacia dónde y a través de qué instituto político podría transitar. Para servir a Chiapas hay muchas trincheras.
Espero pronto conversar con él, para profundizar y saber si más allá de conocer y haber recorrido el estado trae un enfoque claro de cómo enfrentar los retos de abatir la pobreza y generar riqueza para tener empleos mejor remunerados. Ese debería ser el tema del que debieran estar hablando muchos políticos, más allá de andar llenando plazas como si se tratara de una competencia para saber quién junta más gente. Peor aún inundando las redes sociales con cualquier pretexto, colocando espectaculares o pintando bardas que nada nos dicen acerca de lo que realmente nos interesa como ciudadanos.
DESARROLLO, NO CARIDAD
Quien piensa que vamos por buen camino se equivoca. El asistencialismo de más de dos décadas ha dejado una estela de pobres cada vez más pobres. Presumir que se han incrementado los apoyos sociales es como resignarse a pensar en la dádiva como la única solución para ayudar a los pobres, aunque sigan siendo pobres. Chiapas necesita una visión enfocada al desarrollo no limosnas o ni caridad.
Se ha disparado la tasa de natalidad al doble de la media nacional multiplicando no sólo la pobreza sino todas las necesidades que de ello derivan. Se van a necesitar siempre más escuelas, más hospitales, más electrificación, más caminos rurales, más infraestructura dispersa sin ton ni son en nuestra geografía y para ello no habrá dinero que alcance, porque vaya que lo ha habido. Solo que ha servido para enriquecer a unos cuantos que han hecho un botín de Chiapas y desatado la lucha intestina por el poder para que la rapiña siga floreciendo a su sombra.
CARLOS MORALES
Hay activos valiosos en Chiapas que merecen y deben seguir haciendo política por el bien de nuestro estado. Ahí tenemos al alcalde de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales, que ha resultado un gran presidente y está atendiendo su responsabilidad con excelentes resultados a pesar de los enormes rezagos que dejaron anteriores administraciones. Hay, aunque a la gente le da por desacreditar parejo, gente decente, con experiencia y muy preparada en los menesteres de la administración pública que no debiéramos desperdiciar. Al mismo tiempo una horda de oportunistas que llegaron al poder por meras circunstancias y ahora se sienten con espolones hasta para gobernar a los chiapanecos. Lo que les falta es vergüenza.
SOCIEDAD CIVIL
Hay personas muy valiosas en la sociedad civil, en el sector empresarial, que han hecho esfuerzos muy valiosos para definir políticas públicas que escasamente han sido tomadas en cuenta. Ya se cansaron de ser convocados para la foto, pero no para poder incidir en la toma de decisiones. Saben muy bien qué necesidades tiene Chiapas, conocen la enfermedad y tienen la receta. A ello hay que sumar a las nuevas generaciones que vienen mejor preparadas antes de que decidan dejar el estado por no encontrar un ambiente propicio para su desarrollo personal o profesional. Es un drama que, ante los pésimos resultados en los exámenes de evaluación, los pocos talentos que tenemos no encuentren caminos para el emprendimiento. En Chiapas se atiende lo urgente pero no lo importante.
ESTADO DE COMA
Nuestra dependencia del presupuesto federal nos ha convertido en un estado comatoso que sobrevive gracias a la infusión de dinero. No aportamos casi nada de ingresos a la federación y nuestra recaudación interna no sobrepasa un 4%. La educación absorbe 3 de cada diez pesos y deja mucho que desear. Otro tanto importante se va al sector de la salud para atender problemas derivados de nuestra mala alimentación. Somos líderes mundiales en el consumo de Coca Cola y al mismo tiempo los primeros en diabetes. El agua natural está en su mayoría contaminada por lo que las enfermedades gastrointestinales son otro flagelo de la población. La lista de rezagos es larga, pero cada gobierno que pasa nos dora la píldora diciendo que Chiapas va mejor. No es así.
Ojalá que todos esos políticos que aspiran a cargos de elección se dejen de boberías y de andar presumiendo con sombrero ajeno lo que no ayudaron a construir. Ojalá que fueran capaces de discutir y proponer políticas de estado en vez de andar regalando promesas, juguetes o enseres para juntar gente. El gran déficit de Chiapas es esa nuestra clase política impreparada, verborreica, demagógica, corrupta y servil, que solo busca el poder para saciar sus propias ambiciones. Ellos son el origen de todos nuestros problemas.
jccymf@yahoo.com